Retrato Original del Generalísimo Francisco de Miranda
Johann Caspar Lavater, Pintura de Alexander Speisegger, 1785, Gleimhaus Halberstadt[1]
Juan Manuel de Cagigal y Monserrat
(Santiago de Cuba 31-3-39 - Valencia España 1811)[2]
Meses antes de dejar el servicio en el ejército español, el miércoles 16 de abril de 1783, Miranda expone a su antiguo jefe y protector, Juan Manuel de Cagigal sus sentimientos e intenciones. En la carta que lleva la mención confidencial, expresa: …Sin embargo, para que Usted proceda con todo aquel conocimiento que es indispensable en los asuntos, a fin de que salgan conformes con la idea del interesado; le diré, que la mía en dirigirme a los Estados Unidos de América, no sólo fue por substraerme a la tropelía que conmigo se intentó, sino para dar al mismo tiempo principio a mis viajes en países extranjeros, que sabe usted, fue siempre mi intención concluida la guerra. Con este propio designio he cultivado de antemano con esmero los principales idiomas de la Europa que fueron la profesión en que desde mis tiernos años me colocó la suerte, y mi nacimiento. Todos estos principios (que aún no son otra cosa); toda esta simiente, que no con pequeño afán, y gastos se han estado sembrando en mi entendimiento por espacio de 30 años que tengo de edad, quedaría desde luego sin fruto, ni provecho por falta de cultura a tiempo: La experiencia, y conocimiento que el hombre adquiere, visitando y examinando personalmente con inteligencia prolija en el gran libro del Universo. Las sociedades más sabias y virtuosas que lo componen: sus leyes, gobierno, agricultura, policía, comercio, arte militar, navegación, ciencias, artes &… es lo que únicamente puede sazonar el fruto, y completar en algún modo la obra magna, de formar un hombre sólido, y de provecho!.
Así he de merecer a Usted, que si pudiese por si solo transigir mis asuntos, respecto a tener en su poder documentos suficientes para pasar por cuatro años a Inglaterra, Holanda, Francia, Alemania, Italia & a viajar, y perfeccionar mi incompleta educación…[3]
Consecuente con este orden de ideas, decide recorrer el mundo buscando el espíritu de las leyes sabias que le permitieran implantar el mejor modelo de gobierno a los países hispanoamericanos.
En esta etapa de su vida, que durará seis años, había viajado por los países más civilizados del mundo: Estados Unidos, Inglaterra, Prusia, Italia, Grecia, Turquía, Rusia, los países nórdicos, ciudades hanseáticas, Holanda, Bélgica, Alemania, etc., y conocerá a la gente más importante de su tiempo: artistas, científicos, filósofos y políticos, tal y como ha dejado constancia en su diario de Viajes.
En Europa, esa era la época del Grand Tour, donde las personas cultas viajaban para instruirse y cultivar el espíritu, y de esa manera completar su formación. Era necesario conocer otras costumbres, compararlas y guardar lo positivo de las nuevas observaciones, lo que significaba largos años de trabajo e investigación y así evitar la instrucción sin un fin determinado.
Para poder efectuar estos viajes con éxito, había que prepararse, adquiriendo de antemano sólidos conocimientos de las ciencias y de las artes para adecuar al espíritu a la reflexión, pues era necesario viajar sin perjuicios para saber distinguir lo esencial de lo innecesario.
Moneda de Zurich 1780. 1/2 thaler
Cuando llega a Zurich, el jueves 4 de
septiembre de 1788 se aloja en la posada de La
Espada sobre el Quai Brucke. En la mañana subsecuente, por recomendación
del Señor Spach visita al sabio filósofo y teólogo suizo Juan Gaspar Lavater[4].
Después de una
larga y amena conversación, Lavater quedó tan gratamente impresionado, que le
pidió permiso para tomar su retrato, cosa que no pudo negarle y le solicitó la
hora en que podía ir el pintor.
Al día siguiente, (sábado, 6), Miranda escribió en su Diario: Tal y como él había propuesto, vino a las
7 a.m. en punto, el pintor de Lavater, y en menos de una hora y media, casi
concluió el retrato, (en una especie de pastel) de un pie de grande, y bastante
parecido…[5].
Sobre la autoría del cuadro ha corrido
mucha tinta, pero es Johann Wolfgang Goethe quien confirma el nombre de Juan Enrique Lips (1758-1817)[6],
como el pintor y grabador al servicio de Lavater.
Goethe quien cultivó con él
estrechas relaciones y hasta tuvo el encargo de revisar los originales de su Arte Fisiognómica (Physiognomische Fragmente zur Beförderung der Menschenkentniss und
Menschenliebe[7],
en cuatro tomos, editada en Leipzig y Wintertheer, 1775-1778) que califica de genialmente empírica, nos refiere en su libro autobiográfico Poesía y Verdad algunos datos sobre el
físico de Lavater: Tenía ojos claros y
francos, a la sombra de anchísimas cejas…, en tanto los huesos de la frente
aparecían encuadrados en las mas suaves matas de pelo oscuro[8].
Más adelante expresa: El espíritu de
Lavater era de todo punto imponente; cerca de él no podíais sustraeros a un
decidido influjo…[9]
En el interior del sobre que conserva la
pintura se encuentra escrita (en el reverso de la imagen) de puño y letra de
Lavater su descripción fisiognómica con estas palabras que diagnostica su
fabulosa personalidad:
Miranda, Americaner.
Allgewaltiger Mann!
Du lebst in Gefülhe der Kraft! Horchst Minder, als Du
blickst die Verbergenheiten der Brust aus!
Wer chut sojede Schwache der
Schwachern?
Wer jedes Gewaltigen Krat
so?.
Welche Festigkeit gab, und
welche Kraft und Gewandtheit,
Welchen verachttenden Stolz, und welchen Muth die
Natur Dir! (jueves,
29 de agosto de 1793).
Este texto pueden traducirse así:
Miranda el Americano.
¡Hombre todopoderoso, vives con el
sentimiento de la fuerza!
¡Los secretos del corazón, más que
escucharlos los ves!
¿Quién puede penetrar la realidad como
tú,
Tú, a quien tan
pocas cosas se le escapan?
¿Quién pues, comprende como tú las
debilidades de los débiles?
¿Quién comprende como tú el poderío de
los fuertes?
¡ Cuánta
resolución, Cuánta energía, y Cuánta habilidad (destreza),
Cuánto orgullo despreciativo, y Cuánto valor te ha dado la naturaleza[10]!
Al
reverso se lee: Comentario manuscrito de
Johan Gaspar Lavater al retrato del General francés Francisco Miranda.
El
original de este retrato fue localizado por el Dr. Caracciolo Parra Pérez en la
Colección Juan Gaspar Lavater de la Biblioteca Nacional de Viena, en Austria y
fue publicado en 1925 en su obra Miranda
et la Révolution Française[11].
Durante los tres días que Miranda permaneció en Zurich Lavater
tuvo que luchar con los viajeros inoportunos, y en nota que le envía a Miranda
el día lunes 8 de septiembre le dice: ¿En
qué momento podría yo ver a mi amigo Mairat (seudónimo de Miranda), que me
compensa de tanto extranjero fastidioso e incapaz de dar y recibir ideas?…[12], que no le
dejaban un momento libre para hablar con Miranda.
Como
una fiel demostración de su sincera amistad, ese mismo día Lavater le obsequió
un libro de máximas morales en alemán y un manuscrito de su puño y letra
titulado Recuerdo para viajeros queridos[13],
cuyo contenido es el siguiente:
1787
Tengo más de un
motivo importante para desear, rogar y exigir que no exista nunca copia de este
manuscrito, ni sea tomada, dada o permitida sin mi consentimiento; menos aún
que este Recuerdo se publique sin mi expreso permiso, bajo cualquier pretexto
que sea.
1
He aquí mi querido
Mairat,
Una mezcla de
pensamientos para viajeros, que contiene más verdades que novedades.
Quienquiera que
viaje aprende que no hay nada absolutamente viejo ni nada nuevo bajo el sol.
2
El que nos da
motivo de reflexión, nos es apreciado así como todo lo que da un impulso
imperceptible a nuestras facultades, nos es agradable.
3
Despertar en nosotros fácilmente el recuerdo secreto de nuestros goces pasados; para poner una huella a pensamientos indeterminados y dar solidez, totalidad a semi-sentimientos; llenar las lagunas de nuestro conocimiento; traernos una piedra, una silla, una escalera sobre las cuales podamos subirnos para ver más lejos de lo que era posible quedándonos sobre el suelo, todo esto lo llamamos un beneficio. El objetivo de toda lectura, viaje, sociedad, visita... e incluso de este pequeñísimo libro… es algo parecido.
4
Quienquiera haya
recibido algo, le complace dar, al menos que sea un hombre malo. Lo poco que yo
pueda devolver, estoy seguro que el buen corazón que me lo dio recibirá con
gusto lo que le ofrezca mi corazón agradecido
5
¡Buen Viaje! Es
lo que decimos generalmente al que se separa de nosotros. Duo cum faciunt idem,
non est idem.
Cuando uno se
extiende en deseos hacia alguien, es raro que el corazón tenga algo que ver. Se
conoce al sensato y al loco por sus deseos; y al bueno y al malo por la
intención de sus deseos.
6
Un buen viaje...
es lo que desearía al viajero interesante que se separe de mí. -,Qué quiere
decir esto? Algo más, si no, yo le desearía: buen tiempo, caminos, que no hayan
sido estropeados por las lluvias, maestros de postas tratables, postillones con
buen humor, anfitriones amables y justos, lacayos que no sean bribones y
banqueros que sean gente honrada.
7
¡ Buen viaje!...
¿Qué quiere decir esto? Algo más de lo que quiere decir.
Que ningún
indiscreto se acerque a ti; que ningún judío te persiga para venderte su
mercancía; que ningún charlatán te obligue a escucharlo; que ningún ser
malicioso te espíe; que ningún falso espíritu se encuentre en tu camino; que
ningún fatuo se plante frente a ti y que el que quiera saberlo todo no se ponga
a tu lado. Que el hombre con pretensiones nunca te frunza el ceño, y que el
orgulloso no te excite a mostrarle tu desprecio; que el semiaficionado nunca te
apuñalée con sus decisiones y sentencias, y que el enamorado no te cuente la
historia de su pasión. Que el pedante nunca te mantenga entre cuatro paredes;
que ningún mendigo de calidad penetre en tu gabinete; que el pícaro no se ría
de tu bondad, y que el santurrón no suspire sobre tu alegría inocente; que el
jugador... pero, ¿qué tendrá que ver un jugador con el que se lleve este
recuerdo?... que el anticuario te ahorre la genealogía de sus curiosidades y el
médico la narración de sus curas; que ningún autor te haga la disección de sus
obras y que el poeta no te fulmine con la lectura de sus versos; que ningún
charlatán te produzca jamás malestar; que ningún loco célebre exija tu homenaje
y que el loco que no sea célebre te obligue a conocerlo.
8
¡Que tu viaje sea
feliz! ¿Qué habría que decir además? Vete a ver todo lo que merezca ser visto
con un ojo sano y abierto; y que tu ojo abierto y sano encuentre muchas cosas
dignas de ser vistas; y que no juzgues dignas de serlo sino las que nunca
sentirás haber visto.
9
Vete con un oído
libre, abierto, fino, atento y que capte todo. ¡Ojalá puedas escuchar muchas
cosas que merezcan ser oídas! Pero ¿cuáles son estas cosas? Todo lo que excite
en ti pensamientos útiles; lo que vivifique y dé armonía a sentimientos dulces
y agradables, y libertad a fuerzas hasta ahora encadenadas o adormecidas,
empleándolas para acercarte más a un fin provechoso, en una palabra, todo lo
que nunca sentirás haber escuchado.
10
Que tu viaje sea
feliz! Ojalá puedas buscar el bien y encontrarlo! Adquirir nuevas verdades sin
perder las antiguas! Guárdate de trocar algo útil por lo que no pueda servir
para nada; algo que esté estropeado por algo que no lo esté.
11
Pon a prueba tu
nuevo amigo y no olvides al antiguo por el amor de este.
12
Ojalá puedas ser
cada día más viviente, más susceptible a los placeres y más capaz de dar. Más
activo, más paciente, más firme en tu fe. Pueda cada día añadir algo a tu
caridad y a tu esperanza.
Perdona o no
perdones. ¡El predicador no ha podido desmentirse! ¡Buen Viaje!
13
Te hablo con
tanta confianza como si fueses mí hermano.
Si fueras
indigno de ello, peor para tí; pero nada es menos posible. La confianza es el
alma de la vida. El abuso de esta confianza, de este abandono total, de este
olvido de toda precaución, es el crimen del alma de la vida. Que sea cometido
por veinte hipócritas y cien atolondrados, magnífico, nunca será cometido por
tí.
Que ningún
temor, ninguna sospecha me alcance, me haga flaquear o envenene el más humano de todos mis placeres,
esa dulce confianza que olvida todo peligro, se entrega a discreción y no teme
a nada.
Me gusta tratar
la gente semihonrada como si lo fuera del todo, con el fin de volverla honrada,
si fuera posible, por mi manera de actuar.
¡Eh! ¿Es que hay
que tratar al que es del todo hombre honrado (es decir, tanto como puede serlo
un hijo de Adán, hecho de tierra, agua, sal y aceite) como al que lo es a
medias?
14
No se vive sino
en el momento de esta confianza total que olvida todo y no teme a nada. Un
hombre de mundo que leyese ésto, diría con una sonrisa de piedad: «Pobre
hombre! es un entusiasta. ¡No se corregirá
jamás; ninguna experiencia lo hará más prudente». Pero, ¿qué tengo yo
que ver aquí con el espíritu mundano? Prefiero pensar en el viajero querido a
quien destino este recuerdo de amistad, este testimonio de mi confianza.
15
No se ha escrito
nada aún sobre el arte de viajar, ni sacado al público una lógica para los
viajeros, adaptada a las necesidades del tiempo presente. Estoy a mil leguas de
querer escribir una y de poder hacerlo, pero de todo mi corazón contribuiré en
ésto, indicando y recordando varias cosas que el hombre que tuviese más cultura
podría a veces correr el riesgo de olvidar con las distracciones del viaje.
16
Viajar para
disfrutar todos los días más de nuestros semejantes, por el amor de los hombres
sabios, buenos y superiores que se nos presenten.
Viajar para
gozar mejor de la naturaleza, esta diosa y soberana de todo lo que es bello y
de todo lo que es bueno.
Viajar para
disfrutar cada día más de sí mismo, como el soberano de esta soberana.
Viajar para
reunir materiales que sirvan a alimentar y alegrar nuestra existencia.
Viajar para
encontrar nuevos puntos de comparación a todo lo que hemos visto y veremos en
el futuro; lo que hemos escuchado y escucharemos; lo que hemos gozado y
gozaremos.
Viajar para
saber lo que tenemos y lo que no tenemos; lo que podemos tener y lo que no
podemos adquirir; lo que debemos saber y lo que hay que ignorar; lo que debemos
aprender y lo que sería mejor olvidar; de lo que podemos deleitarnos con
sabiduría y de lo que con más sabiduría pudiéramos privarnos. Esto es, pienso
yo, y supongo que tú lo pensarás también, viajar con sensatez; tener un plan,
un objetivo viajando. Así viajarás, tú, a quien doy este recuerdo.
17
Los viajes de la
mayoría de los hombres son peregrinaciones de un egoísta hacia otro egoísta.
18
El egoísta no
posee el talento de disfrutar ni el de dejar disfrutar de él. Es en razón de
como tú sepas disfrutar que los demás disfrutarán de tí. El egoísta disfruta de
su ego y no de su ser.
19
El que quiere
disfrutar de este ego ofende cualquier otro egoísta e incluso al que no es
egoísta.
20
Así como no hay
nada más despreciable y ridículo que un viajero egoísta, que en todas partes se
hace anunciar rico en pretensiones -tú no eres seguramente uno de ellos, tú que
recibes de mí mano este recuerdo de amistad, este testimonio de confianza-
tampoco, muy seguramente, hay nada más respetable y además generalmente
respetado, que un hombre modesto que viaje sin pretensiones, que no es egoísta
y busca disfrutar por él mismo.
21
El arte o don de
la naturaleza para ver, es raro en aquel que posee el arte o don de la
naturaleza de querer mostrarse mejor. El que busca hacerse ver perderá
infaliblemente el don de ver. Quien no quiere sino que le escuchen, perderá
necesariamente el talento, o por mejor decir, la gracia de oír.
22
El que no quiere
sino que le oigan, es intolerable hacia el que habla.
23
El olvido de sí
mismo es el principal modo de disfrutar de sí mismo.
24
Cuando el
egoísmo aumenta, el goce de sí mismo disminuye. Cuando el egoísmo disminuye, el
goce de sí mismo aumenta.
25
Cuánta sabiduría
hay en esta palabra del Sócrates judío... el que renuncia a su vida, la
encontrará... pero, solo pocos tienen la posibilidad de comprender el sentido
de esta palabra.
26
El verdadero
observador se olvida de sí mismo; olvida su propia persona en el momento de una
observación verdadera. El que se olvida de sí mismo, que olvida al observador
durante la observación, es el que puede observar únicamente con sabiduría.
27
Asimismo, éste
solo, es un hombre verdaderamente bueno, que se confunde con los demás, que
olvida sus penas con las penas del prójimo y su placer con el placer de sus
semejantes.
28
Quienquiera se
olvide al punto de que su propia persona sea igualmente olvidada de quienes le
ven y le escuchan, y quienquiera sepa hacer olvidar su propia persona a quienes
le ven y le escuchan; quienquiera que posea el arte de hacer disfrutar de él al
punto de que el que disfruta olvide durante el goce al que se lo procuró, como
olvida su propia persona mientras disfruta, éste es más que un hombre sabio y
bueno, más que un descendiente de Adán, nacido de la mujer.
29
Mucha gente
sabia y superiormente sabia no conoce nada del arte de viajar así. Su sabiduría
es puramente local. Proviene de su gabinete, de su escritorio, de su
vestimenta. Al quitarse su bata de casa se despojan de su sabiduría; cerrando
su escritorio encierran en él su talento; saliendo de su gabinete dejan en él
su espíritu.
30
El que sabe
viajar con sabiduría es superiormente sabio.
31
El que en todas
partes es siempre el mismo, es verdaderamente grande
32
El que en sus
viajes se ha vuelto más verdadero, más consecuente, más permanente y que ha
tratado de que todos con los que intercambiaba ideas y sentimientos, sean
iguales a él, es casi un santo viajero.
33
Aprende a ser
cada día más decidido!
34
El hombre
indeciso está siempre embarazado: el que está sobre el fin, así como el que lo
está sobre los medios. Toda decisión nace de la fuerza y la produce.
35
La luz viene de
la luz y la energía de la energía.
36
Si no se está
bien decidido, no se tiene energía.
37
Un viajero que
no se ha decidido sobre la finalidad de su objetivo, se pone en dificultad él
mismo y a todos los que tienen un carácter determinado.
38
La necesidad de
decidirse y de ver decisión en los demás, demuestra la energía del alma que
encuentra recompensa en la nueva energía de la ejecución.
39
Todo en la
naturaleza es libre y determinado; todo tiene su finalidad.
40
Todo lo que sea
entorpecido, indeterminado, sin finalidad, es un pecado contra la naturaleza
universalmente libre, determinada y rica en finalidades de toda especie.
41
El sabio busca
la libertad y la decisión en los caracteres y en las producciones del arte y
del espíritu; las busca también en las entrevistas, los gestos e incluso en el
acento.
El que busca a
la vez la decisión y la libertad, será rara vez injusto en sus juicios y jamás
juzgará mal.
42
Yo te hablaba,
mi querido viajero, de decisión en tu meta, añádele toda la libertad posible en
los medios y no actuarás del todo sin sabiduría, ni viajarás del todo sin
utilidad.
43
Más la finalidad
de tu viaje e incluso de cada período, cada segmento de tu viaje -si puedo
expresarme así- será determinada, más lo sean tus visitas, tus entrevistas, las
cosas que irás a ver, tanto mayor, más decidido y permanente será el placer y
la utilidad que saques de él.
44
Ver justo,
libremente y recto ante sí, es la cosa más fácil y la más difícil. Para el que
lo puede hacer, no tiene arte, es su instinto. Es recto, ve recto y no sabría
ver de otra manera. Ver torcido sería un arte para él. Pero para todo hombre
torcido ver recto es cosa imposible. Hay que evitarlo, huir de él, no
escucharlo.
45
Entre mil
personas que ven, hay apenas un solo clarividente. Entre mil que oyen, hay
apenas una sola que escucha.
46
Entre mil
viajeros, apenas cien saben con precisión por qué viajan y lo que quieren.
47
El que no sabe
lo que quiere, no quiere de todo corazón, y el que no quiere de todo corazón,
no sabe lo que quiere.
48
Entre mil
viajeros, apenas hay uno que cuente la verdad exacta.
49
El que sabe
contar la exacta verdad de lo que ha visto y oído, de forma que el co-testigo
más invisible no pueda añadir ni disminuir nada, es un hombre sensato, bueno y
lleno de energía.
50
La mentira
existe en todas partes donde hay hombres. La verdad es tan rara como la
aparición de los ángeles.
51
Un hombre
enteramente verdadero es un verdadero Dios.
52
Aquel que en sus
labios no se encuentre el fraude, es el verdadero Dios y la vida eterna.
53
Más el hombre es
verdadero, más es majestuoso, inviolable y divino.
Quien lo ofenda
o lo calumnie, afecta al ojo de Dios. Quien le haya podido llamar mentiroso, ha
herido su conciencia de una manera incurable.
54
Busca, como se
busca un tesoro en los campos y como si buscaras una perla preciosa, la verdad
y la caridad reunidas en una sola.
55
El que no vea la
verdad pura y clara, es un hombre perdido. Un hombre sin gusto por la verdad,
no es un hombre.
56
Como tu gusto
por la verdad, así es tu derecho a llamarte hombre.
57
En la medida en
que oigas la verdad, serás un hombre verdadero.
Escuchando se
adquiere el espíritu, la razón y la fe. El amor puede insinuarse por la vista.
58
Todo hombre que
sabe escuchar se forma para poder después enseñar con sabiduría.
59
Los ojos más
agudos no son siempre los que observan más. Los oídos más finos no son siempre
los que escuchan mejor.
El interés, la necesidad,
el presentimiento, son las tres cosas que hacen ver y escuchar con más
atención. Excitan un deseo, un afán intenso, y de ahí solamente nace la
voluntad que se confunde tan a menudo con el simple deseo.
60
Los caracteres
que desean más no son siempre los que saben querer con más energía. Un grano de
voluntad tiene más fuerza que un quintal de deseo.
61
Hay pocos
hombres que conocen el arte de todas las artes; el arte de querer.
62
El viajero
aprende cada día que los hombres son tan diferentes que sería imposible lo
fuesen más.
63
El aprende todos
los días que los hombres se parecen al punto de que sería imposible -debido a
su diferencia necesaria- se pareciesen más.
64
Como es el
hombre, así son las opiniones, los prejuicios, las acciones, las virtudes y los
vicios de los hombres. Así es todo lo que se llama fe, superstición e
incredulidad. Todo ello no es otra cosa que el hombre mismo.
65
El hombre
siempre nuevo, es sin embargo constantemente el mismo.
66
Buscar, ver,
designar lo nuevo y lo viejo, o más bien lo nuevo en lo viejo y lo viejo en lo
nuevo, separarlos exactamente, después saberlos reunir íntimamente en un todo y
simplificar ese todo; ejercitarse en el conocimiento de lo que es universal y
dé lo que es particular, y adquirir la facilidad de separar y extraer
rápidamente los dos., tal es la finalidad del sabio viajero, cuyo acercamiento
lo hace cada vez más susceptible al placer y capaz de dar.
67
El verdadero
sabio disfruta siempre y se disfruta siempre de él. Recoge sin cesar y da igualmente.
Tiene mientras dá, y dá mientras recibe.
68
Recibe con
tranquilidad, dá con tranquilidad, disfruta con tranquilidad y se somete a las
privaciones con tranquilidad. Tranquilo se encierra en sí mismo; tranquilo
comunica con los demás. Sabe expandirse con facilidad, pero solo hasta que su
objetivo lo permita; y con la misma facilidad, sabe recogerse, pero solo hasta
lo que merezca el objeto de sus observaciones.
69
Sabe, cuando se
está a tiempo, olvidar todo por un solo fin, y cuando es necesario, no olvidar
un fin entre todos los demás. Sabe sacrificar días en beneficio de ciertos
momentos, y ahorrar momentos como si fuesen años.
70
Sabe fijar lo
que es más volátil que la exhalación de las flores.., y poner una huella a lo
que cede como la atmósfera.
71
Sabe someterse
siendo libre, y reinar por el sacrificio voluntario de su voluntad, sin tener
intención de reinar.
72
Conoce el
secreto de prepararse a reminiscencias agradables.
73
Su alegría nunca
es alocada; su liberalidad no es pródiga; su firmeza no es testarudez; su
espíritu no son falsas apariencias.
74
Esta es la
imagen que siempre me hago para formarme según ella, y tú también, mi amigo y
hermano, debes dignarte mirarla algunas veces. Ojalá podamos, cuando nos
encontremos, apercibirnos que ambos la hemos mirado a menudo.
75
El que no vea
ciertas cosas en el primer momento, no las verá mejor aunque se las muestren
cien veces de la manera más clara.
76
El que pueda
permitirse ciertas cosas, nunca podrá convencerse que no debiera haberlas
hecho.
77
Existe una
testarudez en la naturaleza humana que desafía todo. Donde encuentres esta
testarudez indócil, apresúrate en guardar todo lo que se llame piedra preciosa
y a esconder con cuidado todo lo que pueda llamarse sagrado.
78
Los pequeños
rasgos traicionan a menudo muchas cosas. Por muy hábil que uno sea, una camisa
corta o rota no puede cubrir la desnudez.
79
Estar a falta de
muchas pequeñas cosas supone una gran pobreza. Pequeñas negligencias a menudo
demuestran incontestablemente un espíritu de desorden universal. El viajero
sabio no pasa por alto las nimiedades, cuando éstas son decisivas.
80
Quien no perciba
lo hermoso, lo excelente que se halla ante sus ojos, y con preferencia, escoja,
admire y exalte lo que haya de mediocre al lado, ha decidido en contra suya de
una manera muy decisiva.
81
Si encuentras a
alguien que pueda dejar bruscamente una cosa excelente o un asunto digno de una
gran atención, o que pueda distraerte de ello para llevar tu atención sobre
algo que sea de segunda o tercera categoría, cuídate de trabar amistad con él.
82
El que en
presencia de un sabio habla mucho y no escucha, sin sacar ningún partido del
sabio e impidiendo a los demás sacar provecho de él, es un hombre difícil de
corregir, pesado en todas partes y que está siempre de más.
83
El que conversa
con un sabio de cosas triviales, de las cuales pudiera muy bien hablar con su
lacayo, es... no sé muy bien qué... un hombre de los tantos.
84
El que saca de
su bolsillo una carta sucia, tiene muy poca inteligencia y delicadeza.
85
Cuando se le da
a alguien una carta de recomendación, y en vez de guardarla en su cartera, le
da vueltas entre sus manos o la deja sobre las mesas hasta que est arrugada, se
puede creer que este hombre no es ni sensato, ni delicado, ni discreto.
86
Un hombre que no
tiene cuidado en escribir su nombre claramente y de forma que no se pueda uno
equivocar, no es mi amigo, pues no conoce la exactitud que contribuye a la
felicidad del prójimo, no parece dispuesto a proponerse una finalidad en lo que
hace y no acostumbra a ponerse en el lugar de los demás. Esta regla, sin
embargo, tiene una excepción cuando sucede una primera vez o cuando es un
Príncipe el que escribe. Los Príncipes tienen el privilegio de ser conocidos
por su nombre aunque no sepan escribirlo claramente.
87
El que
deliberadamente cita un mote, una anécdota escandalosa o un falso juicio en
presencia de alguien que pueda adjudicárselo lo que se dice comúnmente, mentar
la soga en casa del ahorcado y sobre todo con intención de molestar a un ser
bueno y digno de consideración, este hombre es culpable de falta de caridad, lo
que en la escuela Galilea está considerado al igual que el homicidio.
88
Toda cuestión
que antes y después de haberla pensado, se prevée pondrá en aprieto a un hombre
bueno y modesto, es una cuestión de maldad.
89
Quienquiera se
permita una maldad premeditada es decididamente un hombre malo.
90
La maldad no
puede mejorarse con nada.
91
La maldad es al
alma lo que la marca del hierro candente es en la frente del malhechor:
¡Vergüenza para la humanidad! No existe en la naturaleza un remedio que pueda
borrarla.
92
El que aparenta
saber exactamente y con certeza lo que sabe exactamente y con certeza que no lo
sabe exactamente y con certeza, es un hombre de muy poco valor que muestra a
quien lo conoce una desnudez que nada puede cubrir.
93
El que pide con
insistencia algo que es tan difícil negar como conceder, ha dado pruebas
decisivas de que ha actuado como un loco o como un malo. Como un loco si no ha
reflexionado y como un malo si tuvo una idea clara de la dificultad del
consentimiento y de la molestia de la negativa. No hay que olvidar sin embargo
que hay casos en que el que solicita una cosa; no puede preveer la dificultad
que él causa, y cree incluso agradar al que pide.
94
No te fíes de la
sensatez y la integridad del que cree al sensato sin locura y al mejor de los
hombres sin defectos -o más bien que esté persuadido que cree- pues en el
fondo, no se puede creer verdaderamente sino en la verdad, así como no se puede
querer verdaderamente sino lo que es bueno.
95
Odia como si
fuese lo más aborrecible este espíritu- que no encuentra nada bueno- en el
hombre más malo.
96
Cuando
encuentres un hombre que tenga la desgracia de ver solo el lado malo del malvado
y de no ver lo bueno en los buenos, y que podrá hablarte una tarde entera o
quizás un día entero de los defectos, debilidades y locuras de los demás; un
hombre que se sienta mal cuando se le cuente algo loable de un malvado y
bostece de aburrimiento cuando le cuenten una buena acción de un hombre de
bien; un hombre que tiene siempre un «pero indestructible» en sus labios, que
al igual que un dragón busca devorar en el acto cada elogio o la más ligera
aprobación... cuídate en confiarte a este ser envidioso; no permitas a tu buen
corazón confiarle jamás otra cosa que lo que confiarías a una piedra.
97
Si encuentras un
hombre que pudiera negar y no niega fácilmente, hazle más caso que el que
Marcial le hacía al que podía hacer buenos versos y no los hacía.
98
Ninguno de los
santos que hayan sido canonizados es más santo que el modesto conocedor que
evita con cuidado aparentarlo- que pudiera que decidir y no decide que pudiera
cortar por lo sano y no lo hace,, pudiera por así decirlo, aniquilarlo todo a su
alrededor y que, sin embargo, busca animar y dar un valor a todo.
Un hombre así es
canonizado por su propio corazón -y sin esta canonización, la de la Santa Sede
es inútil- y esta canonización del
corazón está firmada por el Papa de todos los Papas, el maestro único de todos
los maestros, el único servidor entre todos los servidores.
99
Negarle todo
valor a una cosa antes de haberla examinado por todas partes, da un aire de
conocedor ante las personas de cortos alcances, pero a los ojos del sabio es el
sello de la ignorancia y la fatuidad.
100
Se decidirá en
su turno, de todos los hombres.. quien decide.
101
Aquellos cuyos
nombres se han hecho célebres, creen tener el privilegio exclusivo de opinar
sobre todo y de acompañar con una sentencia todo lo que cae bajo su mano. Cada
una de sus palabras es un puñal y un golpe de gracia para quienquiera tenga una
opinión diferente.
Confieso que por
lo que a mí respecta, no podría impedirme el negar el honor de un monopolio que
me obligase a ser un necio y un hombre duro, que me convirtiese en el verdugo
moral de todas las gentes honradas y me familiarizarse con la espada y la
rueda.
102
Aquel que en
presencia tuya sea el verdugo de otro, será tu verdugo en cuanto te alejes de
él.
103
Huye al
preguntón, no es sino un parlanchín.
104
Ponte siempre en
el lugar de los que reciben tu visita cuando la haces; en el lugar de la gente
ocupada cuando no tienes nada que hacer; en el lugar de los que sufren cuando
estas alegre; en el lugar y punto de vista del que se queda cuando tu te vas;
solo así serás indulgente y generoso.
105
Cuando se ven
muchos viajeros, se distingue cada día con más facilidad lo que es prestado de
lo que es propio, lo que es facticio de lo que es natural.
106
Lo natural solo
se recomienda al verdadero conocedor de los hombres. Cuantas más cosas tuyas
tengas, más rico y digno de consideración aparecerás a sus ojos.
107
Es bastante
singular, pero entre cien personas, hay quizás noventa que prefieren su interés
ante todo, y uno solo apenas que busca adquirir una propiedad verdadera.
108
Mil quieren
aparentar -y tener y uno solo entre mil quiere poseer verdaderamente. Diré más
aún, entre mil uno solo -para no ser muy difícil- desea únicamente poseer sin
preocuparse aparentar tener.
109
Una palabra sobre
la prudencia y la política. La prudencia es el arte de lograr sus fines.
110
La suma de todos
los fines es la satisfacción y la libertad, el tranquilo, apacible e intrépido
placer de sí mismo, que la seguridad acompaña, y del cual uno no se arrepiente.
111
Todo lo que
produce arrepentimiento, encadena la libertad, impide la satisfacción, crea la
vergüenza, acarrea la molestia y la confusión, es contrario a la finalidad del
sabio; es extravagancia y locura.
112
Todo fin, sea el
que sea, puede quedar oculto durante un tiempo, por culpa de los hombres
débiles que pudieran no comprenderlo o no soportarlo. Pero el fin que jamás se
pueda desvelar ante los ojos de los buenos, ni someterse al examen del sabio,
no es un fin loable. El no tener buen fin es incluso ir contra la prudencia,
pues infaliblemente desvelado un día, cubrirá de vergüenza al que se lo había
propuesto, y querer sembrar y recoger la vergüenza no puede conciliarse con la
sabiduría.
113
La prudencia que
no alcanza su fin, se asemeja a la locura, cuya naturaleza y propiedad es la de
no alcanzar su fin o la de no tenerlo.
114
La honradez más
pura es la más fina política. Es lo que nos han dicho cien veces. Pero, ¿hemos
reflexionado bien a esta máxima? ¿La hemos sentido? ¿Hemos estado bien convencidos
de ella? y sobre todo, ¿hemos demostrado nuestra convicción de manera que esta
máxima se haya convertido para nosotros en una segunda naturaleza?
115
Sin una entera
honradez no hay una sabiduría completa.
116
Toda aleación
con el oro más fino, se descubre por el arte y el tiempo.
117
Todo artificio
en la sabiduría es el cobre en el oro que el arte y el tiempo nunca tardan en
descubrir.
Esta verdad es
una de las que han sido más repetidas, más olvidadas, y que sin embargo
merecen, las que más, ser el objeto de nuestras meditaciones; es por ello que
la gente honrada gusta recordarla.
118
Donde se eleva
un fin, que incluso hasta el final no puede confesarse, la honradez se desvía y
se aleja de él.
119
La probidad
tiene buenos fines, enteramente buenos y nada más que buenos. Puede siempre
confesárselos al hombre íntegro que por su lado no tiene sino fines loables; al
menos, nada le obliga a esconder sus designios cuando están cumplidos, o que su
cumplimiento no puede ya impedirse.
120
No hay insulto
mayor al sentido recto, verdadero y sencillo del hombre, que esta eterna
recomendación de prudencia cuando no se entiende por ello sino el arte
sistemático y egoísta, el arte de fingir cuando se quiere facilitar con ello la
disimulación de cualquier motivo despreciable; cuando se quiere establecer bajo
esa máscara el charlatanismo del corazón, la falsa modestia, el juego de la
adulación. Y ¿qué otra idea se entiende generalmente bajo la palabra prudencia?
Pero me doy cuenta que, sin pensarlo, caigo en trivialidades.
121
Finalizaré este
artículo con una sola observación: nada es más sorprendente, más fácil de
remarcar, más escandaloso, más injurioso, más humillante incluso, que los
elogios de la falsa prudencia, que esa adulación con la que se busca -por así
decirlo- halagar a un hombre, listo a caer en la infancia. Vil halagador,
quisieras insinuarte y eres repugnante; quisieras cosechar los elogios que
sembraste y no recoges sino el desprecio; quisieras aparentar ser un sabio y se
siente, hasta el fondo del alma, que no eres sino un loco.
122
El sabio sonríe
a menudo y ríe rara vez.
123
Donde se halla
la fuerza, se encuentra el descanso y la paciencia hacía el débil.
124
Quienquiera esté
encolerizado, debe incluirse en la categoría de los dragones.
125
El que no sepa
hacer uso de la vida no sabría vivificar nada.
126
El modo de andar
de un hombre da idea de su caminar, y el sonido de su voz indica a veces el
tono de su corazón.
127
Hay una
categoría de seres que hacen mucha sensación en el mundo, y que sin embargo no
se mantienen sino de puntillas, nunca llegan a una posición firme, menos aún a
sentarse, y a menudo tampoco dejan hacerlo a los demás.
No soís seres de
esta especie, los que leéis esto, al contrarío, lo sentís desde lejos; sabéis
apartarlos de vuestro camino sin ofenderlos, y cuando no os es posible
evitarlos, les presentáis como a las moscas, un plato con azúcar para
deshaceros de ellos.
128
Abre los ojos
para ver el hombre positivo y su lado positivo.
129
Los hombres
negativos son muy numerosos. Sin embargo, por muy negativo que sea un hombre,
siempre tiene un lado positivo. Este es el que tienes que buscar y atraerlo
hacia ese lado con tu fuerza positiva.
130
Me gusta
observar el hombre cuando estoy seguro de que no se siente observado.
131
Que el nombre
del que, en el momento en que no se siente observado, actúa de manera a hacerse
respetable del que lo observa en secreto, sea inscrito en letras de oro en ese
diario privado que no escribirás sino para tí.
132
Cada exposición
afectada de nuestra apariencia es una exposición pública de nuestra locura
interior.
133
Más tiene un
hombre puntos de contacto, más podrá hacerte disfrutar de él.
134
Garantízate el
poder mágico del que ha sabido encontrar el punto sensible de tu ser, que mil otros
no han sabido encontrar.
135
No olvides nada
cuyo olvido te atormentaría.
136
¡Recoge para
tener!
137
¡Aprende para
saber!
138
Carece de algo
para que disfrutes después!
139
¡Recibe para
dar!
140
¡Viajeros,
perdonad! Os hablo como sí estuviéseis hechos para aprender; vosotros, de los
que he aprendido más que lo que piensa vuestra modestia; pero el sabio se
complace en escuchar repetir las máximas que practica.
141
¡Ojalá tu buen
ángel no te deje jamás! Y para que no te deje nunca no lo ofendas jamás; y para
no ofenderlo, obedece al instante a sus advertencias más imperceptibles. Están
siempre bastante marcadas para la inocencia; bastante fáciles de comprender
para el candor; bastante fáciles de seguir para un corazón recto y honrado.
142
No te adelantes
jamás a tu buen ángel, pero síguelo con prontitud.
143
No busques con
demasiada diligencia lo que tiene más celebridad. Lo que es más célebre es rara
vez lo más digno de ser buscado.
144
Busca más bien
con cuidado lo más loable, lo que es apenas conocido, y algo que es aún más
excelente, que no se sabe ni conocerlo, ni admirarlo, ni Ponderarlo.
145
Es muy raro ver
la verdadera humanidad - llamo así las cualidades que constituyen el hombre,
tal como debe y puede serio- en el teatro de la celebridad.
146
Cuando
encuentres un escritor, examina con atención si el libro está en el autor; si
lo que has visto de él es el fruto del árbol que está ante tus ojos, o un fruto
prestado fijado en él. Examina sí el que hace el oficio de escribir, no ha
perdido nada de su humanidad; si el autor no ha devorado al hombre y si su
celebridad no ha roído su corazón.
147
El que engaña
menos a los demás y a sí mismo, es el más sabio y el mejor de los hombres.
148
El que sin
motivo abriga una esperanza, es un loco que se engaña a sí mismo.
149
El que da
esperanzas estando seguro de no poder realizarlas, es un bribón que engaña a
los demás.
150
El hombre
estimable busca siempre ser más que aparentar, y mas a dar que a infundir
esperanzas.
151
Viajar enseña a
aminorar la espera. ¿Cuál es el viajero que con este motivo no se haya visto
obligado a perder un punto cada día? ¡Viajeros, reconózcanlo! casi todo lo que
habéis encontrado era distinto a lo que os habían descrito. Pero ya tenéis en
vuestro poder una bella lección, si os habíais desacostumbrado a mucho esperar
en esta tierra. Incluso este pequeño libro no llenará vuestra espera. Pero que
al menos añada algo a la costumbre de no renunciar cada vez más a vuestras
esperanzas.
152
Me doy cuenta
que escribiendo, la mayor parte de] tiempo, soy otro del que yo me esperaba
cuando cogí la pluma. A menudo valgo menos, a veces valgo más. Se dice y se
hace rara vez con exactitud, lo que se quiere o al menos lo que se creía
querer.
153
Pagamos a veces
buen dinero por malos caminos. bastante satisfechos de cada trecho que parece
solamente valer más o menos lo que nos ha costado. Así es como el viajero se
acostumbra a la indulgencia. El perdona con buena voluntad defectos que no
tienen demasiadas consecuencias. Permite que se le recuerden las cosas más
conocidas cuando pueden ser fácilmente olvidadas.
154
No es frecuente
encontrar un hombre que sepa economizar bien su tiempo. Hay mucha gente que
prodiga su dinero, pero es poca en comparación con la gente que prodiga su
tiempo.
155
Mi querido viajero, ahorra tus luises e incluso tus
escudos; haces bien en no dar uno solo sin utilidad, pero ahorra con más
cuidado todavía tu tiempo, no solo tus días, tus horas, sino incluso tus
minutos. Digo más aún, pierde, si quieres, alguna vez un día, pero, te suplico,
cuida tus minutos.
156
Que tu reloj sea
para ti una especie de genio bueno y que incluso tu compañero de viaje se
encargue de recordarte a ti mismo ¡plus
ultra avances! pero mira tranquilamente lo que observas.
157
Quien quiere
disfrutar de todo no disfruta de nada. Para aprender a disfrutar hay que
aprender a renunciar.
158
Quienquiera haya
visto bien una sola cosa, ha visto mucho, y el que ha podido disfrutar
tranquilamente de una sola cosa ha disfrutado mucho.
¡Viajero! has
aprendido mucho si aprendiste a ver y disfrutar a la vez de una sola cosa.
159
Aprende a sacar
partido de cada hombre, según su utilidad individual, de manera que no te
arrepientas jamás de haber sacado provecho de él de esta manera y de ninguna
otra; que por su lado él sienta siempre placer en pensar que es precisamente
así como ha podido serte útil. El homenaje más perfecto que tu puedas rendir al
hombre bueno y sensato, es el de sacar provecho de él de una manera que te sea
particular, y que no podrás utilizar con otro que no sea él.
160
Así podrás
eternizar los días rápidos de tu peregrinación, y un día eternizado vale más
que diez años desaparecidos.
161
Un solo hombre
tan perfectamente bueno como lo que un hombre puede serlo, es más amable, más
apto para hacernos disfrutar y nos dá más beneficio que cien hombres juntos que
fuesen buenos a medias.
162
Un solo carácter
firme y consecuente, pesa más que cien esclavos del prejuicio; y un millón de
tontos no valen lo que vale un solo sensato.
163
Hay que buscar
la diversidad en un solo ser. Aprende a sacrificar lo mediocre por lo bueno y
lo bueno por lo mejor.
164
Busca en lo
mejor de los hombres lo que hay de bueno.
165
Aquel del que
todo el mundo habla bien, inclusive los malos, no debe parecerte tan importante
como aquel del que los mejores hombres hablan bien y los más malos, mal.
166
Es por sus
preguntas que se reconoce al hombre, aún más que por sus respuestas; y por la
manera en que escucha y comprende las respuestas aún más que por sus preguntas.
167
Muy pocas
personas conocen el arte de preguntar útilmente; hay menos todavía que sepan
escuchar v comprender.
168
La segunda
pregunta descubre ordinariamente más que la primera, y la tercera más que la
segunda.
169
El que sepa
preguntar bien hasta el final será reconocido como sabio y honrado como tal, lo
consienta él o no.
170
El que interroga
continuamente es rara vez amigo de la verdad, al menos que la necesidad del
alma origine sus preguntas.
171
Los que
preguntan despiadadamente no saben escuchar ni responder.
172
Sienten rara vez
la necesidad de instruirse; apenas sienten curiosidad. Aparentan únicamente el
deseo de aprender y no tienen sino el de oír contar.
173
Pregunta dictada
por las necesidades del alma, respetable pregunta. ¡Quienquiera haya podido
hacértela lleva sobre su frente el sello de Dios!
174
No preguntes
jamás lo que no te importa saber, y no pidas nada de lo que no te preocupa
obtener.
175
Existe una
pregunta del corazón que va derecho al corazón, y que se queda rara vez sin
ninguna respuesta.
176
Quienquiera que
comprenda el arte de preguntar, comprende el de recibir, poseer y disfrutar.
177
Una pregunta es
un ruego. Se le dará al que pida sinceramente. Se le contestará con sabiduría
al que pregunte sabiamente.
178
El que es rico
en necesidades es rico en poder.
179
Hablo de las
necesidades del alma.
El poder de
disfrutar es siempre igual a la necesidad.
180
Pero existe
igual cantidad de hipócritas, que aparentan necesidades, como los que aparentan
el poder de disfrutar y el, placer mismo.
181
Una palabra más
sobre las preguntas.
Las que están
bien determinadas y que tienen un fin honrado y sabio, se encuentran siempre
sobre los labios del sabio viajero.
182
Tú que recibes
este Recuerdo de mi mano, no te rebajarás nunca hasta la categoría de los
preguntones que no persiguen ningún fin. No pondrás nunca en el aprieto con una
sola pregunta medio indiscreta. No ofenderás nunca a nadie con tu imprudencia,
publicando lo que solo se creía haberte dicho a ti. No olvidarás Jamás como
puede una respuesta, dada entre un círculo de personas que se creen seguras
-ser mal interpretada, causar animosidad durante toda la vida, cuando se le
saca del contexto y se le separa de lo que dio lugar a ella, aunque se haga con
la más escrupulosa exactitud.
183
Toda confianza y
todo abandono terminarán sí los sabios viajeros y buenos escritores de sus
viajes no ponen límites a la inhumanidad de nuestro siglo, para el cual no hay
nada sagrado.
184
Más es honrado
el hombre que vamos a ver, más es franco y abierto. ¡Ay del informador profano!
del intérprete malicioso de un momento de confianza cuya ocasión era bella y la
expresión confiada! Que el hombre que tiene un corazón y una lengua, se decida
a ir en sus viajes contra esta barbarie que, desgraciadamente, se ha hecho
frecuente.
185
El que no nos da
nada y no nos pide nada, no puede sernos sino indiferente; y su presencia nos
es pronto fastidiosa e inoportuna.
186
El que nos da
sin pedirnos, puede ser rico, estimable y grande. Pero, no hay sino el que nos
da todo tan fácilmente y con igual placer como él recibe de nosotros lo que le
damos fácilmente y con placer, que pueda ser nuestro amigo.
187
La mayor
felicidad es el flujo y el reflujo de dar y recibir.
188
Desiderium
sul relinquere.
Dejar después de
sí el deseo de sí mismo, es la propiedad de todo lo que es verdaderamente
verdadero, bueno y bello.
189
Dejar cuando
marchamos un deseo de sí en los que se quedan, no debe ser sin embargo la
finalidad del viajero. Cuanto más reconozcas en ti esta finalidad, menos la
lograrás.
190
Pero. no habrás
sido completamente inútil en todas partes donde hayas dejado un deseo detrás de
ti.
191
El verdadero
sabio no tiene sino una lógica en todo lo que atañe al hombre y una escala para
medirlo todo.
192
Los hombres, las
diferentes escenas de la humanidad, las producciones del hombre, las obras de
arte, los países, los lugares, las conversaciones, las diversiones, las
colecciones y los gabinetes, las visitas, los viajes... Todo. Y esta escala,
esta piedra de toque es: Ad desiderium
sui reliquant.
193
El que desea
algo endeble es endeble. Más lo que tú deseas es grande, más grande serás tú, y
más aún, todo lo que sea mediocre, te dejará en la indiferencia.
194
El viajero sabio
se eleva más con cada nueva grandeza que ve; con ella adquiere un grado de
habilidad mas para disfrutar de lo que está más elevado, y es más incapaz para
disfrutar de las minucias indeterminadas.
195
Quien hace el
bien -nos dice un apóstol- es de Dios. Ser bueno y ser divino, es pues la misma
cosa. Hacer feliz y ser feliz es igualmente sinónimo con respecto a Dios y a
todo hombre bueno, es decir a todo hombre divino.
196
Según el grado
de tu alegría, viendo la alegría de tus semejantes, y el de tu tristeza en sus
sufrimientos, podrás medir el grado de tu bondad.
197
Sé bueno y
sabrás lo que es Dios.
198
Dios es la
bondad; conocer la verdad es inmortalidad.
199
¡Es suficiente por ahora!
Si encuentras,
mí querido viajero, en esta pequeña obra, muchas cosas conocidas y repetidas,
hazlas nuevas para ti aplicándotelas y dale importancia, por el uso que hagas
de ella, a lo que por sí mismo es poco importante.
200
Nos volveremos a
ver, sí continuamos siendo buenos y si somos mejores cada día.
Lunes, 8 de
septiembre de 1788
T. XV, f. 67
Viajes Traducido del francés
En Zurich
Lunes, 9 de
julio de 1787
J. G. Lavater
Aunque en
lejanía, Miranda siempre recuerda a su amigo Lavater con la misma admiración,
prueba de ello es que estando en Londres, Inglaterra, el 19 de junio de 1790,
comenta en su diario: He visto hoy este
famoso Museo Anatómico (John Hunter’s Museum[15]),
que realmente creo el mejor de Europa –todo clasificado con el mejor orden y
aseo- él mismo lo demuestra dando una lectura, que vale más que nada –hay un
Camileopardo hermosísimo, y que no me acuerdo haber visto en otro alguno.- la
vena por donde se comunica el semen de un Elefante, me decía que si se
extendiese acaso llegaría hasta Windsor- y en la configuración de animales
sigue la misma idea de Camper[16]
y Lavater… el negro le parece el más perfecto de los hombres- y el europeo el
más perfecto en la historia del hombre,
cree que el negro, es el de donde han resultado los demás… como monstruos, o
desviaciones etc., enseñó la bulvilla que cruza en el coño de la mujer, que es
lo que llamamos el virgo- y que solo la yegua, la burra y poquísimos otros
animales lo tienen- magnífica colección para un particular[17].
Lo mismo hace
Lavater cuando en 1795 al saber que
Madame Custine[18]
le traía desde Francia una carta del General Miranda, exclamó: Me habeis traído una carta de Miranda, lo
cual me halaga. Es un hombre que encierra en sí mismo un mundo de hombres.
La personalidad
de Miranda era tan avasallante que en una carta que el célebre naturalista y
filósofo ginebrino Marcos Augusto Pictet[19] escribe
desde Ginebra, el 30 de septiembre de 1788 al Señor Leonard Bordier, lo
describe diciendo: Es el hombre más extraordinario que he visto jamás, por la
extensión de sus viajes en las cuatro partes del mundo, los conocimientos que
ha adquirido a través de éstos, la riqueza de su conversación, su ciencia en la
historia, la literatura, las bellas artes, en una palabra, por una
universalidad de la que yo no tenía idea y de la que no he visto otros ejemplos[20].
En el año 1805 Juan Gaspar Lavater publica un
folleto titulado Última donacion de
Lavater a sus amigos[21] donde
en forma de carta dirigida a cierta
señora de F aporta una descripción de su personalidad en estos términos:
Lavater
era un filósofo religioso, más un filósofo amable, persuadido de que la
naturaleza nos conduce siempre a lo útil por medio de lo agradable, a lo
verdadero por lo bello, y a lo sublime por las pasiones benévolas, recorría
Europa predicando la moral Evangélica de la cual era ministro, pero también el
amor a lo bello, los goces razonables Y los placeres decentes. Jesucristo dijo
que Dios es la bondad universal y que la suma de los deberes que nos impone es
amarlo y amarnos los unos a los otros. La iglesia cristiana ha adoptado en la
traducción de los pasajes relativos a esta doctrina, la palabra caridad, pero
parece que la significación de esta palabra haya quedado hoy totalmente
restringida a las limosnas.
Las virtudes del verdadero filósofo,
como las del verdadero cristiano, son menos restringidas. Sacrificándolo todo
por el amor del bien v de lo verdadero, tratando de hacer constantemente -Y si
es necesario con peligro de su vida y en medio de dolores y tormentos- todo lo
que sea útil a sus semejantes, todo lo que es grande, todo lo que es bello, el
uno y el otro honra a la Divinidad.
Lavater unía a este celo universal por
la bella moral, la bondad más activa,- distribuía a los pobres todo lo que
tenía; no buscaba adquirir sino para lograr los medios de hacer seres felices y
proteger las artes Y las empresas útiles.
La más humilde sencillez, pero al mismo
tiempo la más escrupulosa limpieza y el orden más constante, reinaban en su
casa. Su apariencia era extremadamente ventajosa; el sonido de su voz era
seductor, su noble entusiasmo atraía todo lo que se le acercaba. Tenía sobre
todo una influencia singular sobre las mujeres; pero izo se servía de ella sino
para inspirarles más gusto por las virtudes domésticas y el dulce goce de la
maternidad y de la educación.
Señora-, yo la he visto con niños bajo
los árboles, la he visto en brillantes círculos: usted ha sido siempre, como
dice Lavater, verdadera, tranquila, siempre la misma. Me atrevo a poner bajo su
protección los pensamientos religiosos de este filósofo cristiano. Adorador
entusiasta del gran hombre que Judea vio expirar entre tormentos, mientras
Tiberio reinaba, habla un lenguaje poco común en nuestro siglo, pero sus
principios son los de todos los corazones honrados. En los siglos poéticos todo
era animado: el océano tendía sus brazos hacia el astro de la noche; las
estrellas determinaban la suerte de los mortales; el sol era la casa de Dios;
la naturaleza estaba llena de divinidades; el universo no era sino el velo de
lo eterno. Hoy, que sabemos que el mundo comunica por medio de los rayos de
luz, que suponemos hay habitantes en los planetas e incluso en el sol, que
quizás no estemos lejos de ver llegar sobre la luna lo que llegó sobre la
tierra, ciudades tomar el lugar de los volcanes; hoy que vemos estrellas nacer
y desaparecer, juntarse quizás para engendrar nuevos mundos, y que los sabios
han sacado de éstos fenómenos las conjeturas más sublimes sobre la formación de
nuestro sistema planetario; hoy, rechazamos toda idea de divinidad y
abandonamos a los salvajes y a los fanáticos la felicidad de adorar.
Un hombre que se atreviera a decir en el
lenguaje poético de los antiguos, que una idea gobierna el universo, que si
tíos atreviésemos a comparar el infinito a lo finito, y lo mortal a lo
inmortal, se podría decir que los rayos de luz tío son sino los nervios de este
gran cuerpo animado por Dios, que el fuego forma los músculos y que las
moléculas atractivas son la osamenta, un tal hombre sería visto como un soñador
por los sabios y como un impío por los religionarios. Es cierto, no obstante,
que ésta hubiese sido la manera de ver de los más grandes hombres y de los
siglos más preponderantes en la balanza del universo.
Las religiones vulgares, las opiniones
subalternas eran para el pueblo. Se enseñaba en el misterio doctrinas que la
tradición de los países antiguamente civilizados habían conservado a través de
varios cataclismos; se enseñaba el dogma de un solo dios,« se contaba la
historia de la civilización; se hacía ver que los dioses del pueblo tío eran,
en su mayoría, sino hombres bienhechores de la humanidad o incluso plantas,
animales útiles, alimentos agradables y sanos, algunas veces astros y planetas,
otras veces seres puramente alegóricos. La elevación de las almas y el
entusiasmo del bien, eran la finalidad y el espíritu de los cultos, las formas
externas eran multiplicadas y a elección de cada uno.
Se debe permitir asumir a los pensadores
de hoy -siguiendo el ejemplo de los de los grandes siglos de antaño- las
verdades morales de todas las expresiones que pueden darles acceso a los
corazones. El hombre de bien debe ser reconocido en al cristiano por el
filósofo, como debe ser por el cristiano en el filósofo.
Pertenece
sobre todo a la amabilidad y a los favores, junto con la razón y los
sentimientos generosos, unir a todos aquellos que sepan apreciar estas
cualidades, de las cuales Lavater era el más sincero admirador.
Luego concluye con una serie de pensamientos que el
considera útiles y necesarios para el buen vivir, ellos son:
Sean siempre
verdaderos,
siempre
sinceros,
siempre serenos,
siempre firmes y
siempre los mismos.
1
Dios protege de
las palabras inútiles a los que él quiere.
2
¡Aprende a estar
donde estás, a hacer lo que haces, a disfrutar de lo que disfrutas! Sé lo que
quieres ser, lo que puedes ser, lo que debes ser, según el momento y el lugar
donde te encuentres.
3
En tus
relaciones con los hombres, saca de cada uno el provecho que puedas sacar solo
de él, que tú solo puedas sacar.
4
El que respeta
la humanidad en el hombre no actuará jamás sin sabiduría., jamás sin bondad;
todo lo que se llama pecado, se llama así únicamente porque la humanidad está
envilecida. El que honra la humanidad en los demás y en sí mismo, se mejora
continuamente y mejora a los demás. El que ha perdido el respeto por la
humanidad, ha perdido muchas fuerzas sagradas Ni bienhechoras.
Desgraciadamente, no se atreverá a emprender algo grande; tendrá rara vez la
fuerza para no conducirse con bajeza cuando sus pasiones lo arrastren.
5
El egoísmo es el
enemigo mortal de la humanidad, el veneno de toda virtud, la peste de la
amistad, la pérdida de todo lo que hay en nosotros de grande y, hermoso, la
tumba de toda religión. Toda perfección moral y religiosa consiste en el
desinterés.
6
El que busca las
alabanzas, hace huir la alabanza; los elogios de la razón y de la justicia se
alejan de él. ¡Sé digno de elogio e indiferente para la gloria¡ El que la
merece la obtiene siempre.
7
Qué hay de más
respetable que un hombre sabio y bueno, que por virtud habla con valentía y se
calla por humildad, cuando tendría el derecho y la fuerza de hablar, pero que
sin embargo sus palabras podrían herir sin aliviar.
8
Aprende de los
que dan más noblemente el difícil arte de dar con delicadeza, y de los que
perdonan con la mayor generosidad, el arte, más difícil aún, de perdonar
generosamente.
9
¿Cuál es la
verdad que nunca será dicha lo suficiente? Que el tiempo te sea sagrado, si no
nada será sagrado para tí. Todos somos pobres de tiempo, ávidos de tiempo y
pródigos de tiempo. No tengo nada sino cuando, con una sabía parsimonia de
tiempo, he inspirado a algunos amigos una mayor actividad, una mayor intensidad
de la vida.
10
El que medita
sobre sus progresos morales e intelectuales, está obligado a conocer una ley
sabia que lo ha elevado para un fin premeditado. El que reconozca esta verdad
reconocerá también que no cesa de estar bajo esta ley y que le hace
constantemente hacer algún progreso. No puedo dudar jamás de una providencia
que conduce todo hacia lo mejor.
11
¿Se puede ir
donde un sabio sin el deseo de instruirse y de mejorar?
12
¿Puede ser de
una bondad perfecta el que no quiere con todo su corazón a los que le han
demostrado su bondad?
13
El que no olvida
jamás las bondades que todos los hombres han tenido para con él, y que olvida
siempre su propia generosidad para con los ingratos, merece el nombre de
magnánimo., tanto más cuando él espera menos.
14
¡Sé un hombre
eminente v no busques aparentarlo! Sé bueno y no preguntes jamás qué juicio se
hace de tu bondad.
15
La imparcialidad
más severa debe ser parcial para el que ama la verdad, respeta el derecho,
sufre inocentemente, arriesga algo por el bien y es desconocido y perseguido
por la envidia y las pasiones.
16
Una riqueza
inagotable del espíritu, junto con una extremada sensibilidad del corazón,
hacen al ser sublime.
17
¿Dónde está el
sabio que no honra al sabio? ¿Dónde está el bueno que no quiere al que es mejor
que él? ¿ Dónde está el noble héroe que no venera y admira a sus semejantes? Y
¿quién, siendo sabio, bueno y noble, no tendría veneración y admiración por el
más sabio, el mejor y el más noble de todos los héroes? (Jesucristo).
18
El que trata la
sabiduría de extravagancia, la humildad de orgullo, la caridad de dureza, no es
ni bueno, ni humilde, ni sabio.
19
Un alma delicada
nunca traiciona el secreto de un amigo pérfido. ¿Cómo podría traicionar el de
un amigo fiel?
20
La ligereza
engendra más vicios que la pasión. Pocos hombres son viciosos por pasión; la
mayoría adopta, riéndose, un vicio del cual no puede librarse ni con numerosos
llantos.
21
Da con
sabiduría, con sencillez, con serenidad, con dignidad, con amenidad, con una
caridad desinteresada, con una íntima y profunda humildad, y olvida en el
instante mismo que has dado.
22
¿Qué hay más
encantador para un corazón generoso que el encontrar un corazón, al mismo
tiempo más generoso y humilde que él mismo?
23
¿Quién es más
santo? El que con una entera humildad quiere y respeta la divinidad hasta en el
último de sus semejantes, y se olvida a sí mismo en todo momento, en favor de
los demás, sin acordarse jamás de este olvido.
24
¿Se podría ser
bueno y sabio y dejar escapar un solo día sin hacer algo bueno que ninguno otro
podría hacer?
25
Querido amigo,
querida amiga, envía ante ti acciones llenas de caridad, paciencia, abstinencia
y bondad, en el mundo invisible; acciones cuyo autor no es conocido sino de
Dios y de aquellos a los que Dios se lo ha revelado.
26
De la misma
manera que el pudor acompaña la castidad, la modestia acompaña la virtud y la
humildad los sentimientos religiosos.
27
Cuán respetable
es el discurso de un sabio que reduce al silencio los tontos y regocija a los
sabios, cuando un silencio prudente ha preparado este efecto.
28
La gestión
oculta de una humilde caridad, que busca a alegrar invisiblemente y en nombre
de la caridad celeste, golpea con sonidos armoniosos los oídos del que vive en
el cielo, y llama a los genios bienhechores para que lo acompañen con sus
bendiciones.
29
El que sabe
alabar con placer las buenas cualidades de su enemigo mortal ¿podría, sin
remordimiento, hablar mal de su amigo?
30
Procura dar la
alegría que puedas, aflige lo menos posible. No alegres nunca de forma que la
alegría pueda estar seguida de dolor. No aflijas nunca sin que resulte algún
bien de la aflicción.
31
¿Quién es sabio,
si no es el que sabe siempre distinguir con seguridad, la bondad de la
debilidad, la ilusión de la creencia, el sentimiento de la afectación, la
modestia de la timidez, la testarudez de la firmeza, el orgullo de una noble
confianza en sí mismo?
32
La testarudez es
la fuerza de los débiles. La firmeza, fundada sobre principios, la verdad y el
derecho, el orden v la ley, el deber y la generosidad, es la testarudez de los
sabios, de los hombres superiores v de los héroes.
33
Sé justo con los
injustos, equitable con los que no lo son, fiel a los pérfidos, y generoso con
los cobardes, y acumularás en tí una gran fuerza para creer en la duración de
tu alma, hacerte un Dios bondadoso y un cielo lleno de amenidad para confiar
incluso donde no hay esperanza para las almas vulgares.
34
Piensa en lo que
Dios olvida. cuando tu piensas en tus debilidades, con un humilde deseo de
corregirte.
35
Olvida lo que
Dios no olvida, si tu olvidas las bondades que has podido proporcionar.
36
El cuño con que
marcas el presente marca también tu porvenir.
37
Toda creencia
que no hace más feliz, más libre, más cariñoso, mas activo, es, me temo, una
creencia errónea y supersticiosa.
38
No he conocido
hombre, que sin creer en la divinidad y en el porvenir, haya sido tan humilde y
valeroso como lo fue con estas creencias.
39
¿Hay algo por
encima de la virtud y del mérito de una mujer sensata, buena y recta, humilde y
piadosa, activa y paciente, que sabe escuchar y obedecer, y rechazar la
seducción?
40
Feliz aquel
cuyas virtudes incontestables justifican todas las cualidades dudosas; cuyas
acciones y abstinencias inspiran el suficiente respeto para que uno se aleje
con piedad del que lo calumnia.
41
Feliz el corazón
al que Dios dio bastante fuerza y valentía para bastarse a sí mismo, para
encontrar su felicidad en la sencillez y en la felicidad de los demás.
42
¿Qué es la
grandeza del alma? Un sentimiento vivo, delicado, seguro para todo lo que es
bello, lo que es grande, una pronta resolución para hacer el mayor bien por los
mejores medios. Una gran bondad unida a una gran fuerza y a una gran humildad.
43
¿Conoces algo
menos frecuente que un hombre cuyo sentimiento religioso conduce a una bondad
universal, y cuyo amor por sus semejantes conduce a la religión la más pura?
44
¿Qué le debo a
mi siglo, a mi patria, a mis vecinos, a mis amigos? Estas son las preguntas que
el hombre virtuoso se hace más frecuentemente.
45
Un verdadero
amigo escucha en la puerta de su amigo, para no interrumpirlo en una buena
acción, para no molestarlo con una sorpresa. ¿Existen hombres que escuchen
detrás de las puertas para hacer el mal?
46
La verdadera
filosofía es la que nos hace mejores a nosotros y a todos los que nos rodean, y
a la vez más contentos, más pacientes, más serenos y aptos para todos los
placeres puros y decentes.
47
Un hombre
verdaderamente bueno es inagotable en buena voluntad y en bellos pensamientos
para dar placer a los demás.
48
La amabilidad es
el fruto de sentimientos benévolos; la consideración es una parte de la virtud;
la religión resulta de la pureza del alma.
49
El que no busca
hacer disfrutar a los demás, se priva de los mejores placeres; no conoce sino
el placer de ver triunfar la perfidia.
50
No hay que
despreciar ninguna religión que haga al sabio más sabio, al justo más justo, al
virtuoso mejor, al hombre más humano.
51
Para mi, la
mejor religión es la que presenta lo que hay de divino bajo la forma más
humana, y lo que hay más sublime bajo la imagen más amena.
52
El que tiene
buen corazón no se quejará nunca de las faltas sin malicia que puede cometer un
hombre puro y que él mismo no juzga con severidad.
53
El genio se vela
a veces a propósito como la divinidad, y se desvela involuntariamente como
ella.
54
No existe
justicia sin amor a la verdad; equidad sin justicia; bondad sin equidad. No
existe generosidad sin humildad, ni humildad meritoria sin generosidad.
55
No hables a Dios
sino de tus pecados más ocultos y de tus necesidades más sagradas.
56
¡Ah! Cuántos
sufrimientos se ahorrarían a veces con una sola abstinencia, un solo no
contestado con firmeza a la voz de la seducción.
57
Hay que poner a
prueba los preceptos más sublimes de las diferentes religiones, como se ponen a
prueba los diamantes, y reservarlos después como las piedras preciosas, para los
días solemnes.
58
Una vida moral,
espiritual, religiosa, excita también en los demás ideas morales, espirituales,
religiosas.
59
Pueda yo ser
bastante puro para no mentir jamás, ni con mis palabras, ni con mis acciones,
ni con mis miradas, ni con mis gestos, ni incluso con mi silencio.
60
Busca poner en
cada vaso lo que pueda contener según su naturaleza, pero cuídate en
sobrecargarlo y romperlo.
61
El que sabe
distinguir con precisión sus necesidades reales de sus necesidades ficticias, y
las necesidades reales de los demás de sus necesidades ficticias, está ya muy avanzado en el
conocimiento de sí mismo y en el de los hombres.
62
El hombre que
ama con todo su corazón la verdad, amará más aún al que sufre por la verdad.
63
Si la virtud no
te parece amable en tu enemigo y el vicio aborrecible en tu amigo, ¿puedes
decir o pensar que amas la virtud o que aborreces el vicio?
64
Que el que se
examina todos los días y no se sorprende diariamente de su contradicción, eche
sobre mí la primera piedra.
65
El hombre
verdaderamente grande, sabe colocar en el corazón y en el espíritu de todos a
los que se acerca, gérmenes de virtudes y de ideas, que cada uno desarrolla
según sus facultades y que convergen todas al progreso del bien de la
humanidad.
66
La veracidad es
la cualidad más excepcional de los hombres de talento, los sabios y la gente
culta. Es al mismo tiempo la cualidad más reverenciada, incluso por los que la
poseen menos.
67
Un hombre a
quien no le gusta ni el orden, ni la elegancia, ni la limpieza, no será ni un
hombre amable ni un amigo seguro.
68
El que habla
siempre y el que no habla nunca son igualmente inhábiles para con la amistad.
Una hermosa proporción entre el talento de escuchar y el de hablar, es la base
de las virtudes sociales.
69
El verdadero
amigo de la verdad y del bien, los ama bajo todas las formas, pero los ama aun
mas bajo la forma más sencilla.
70
Un gran hombre
es el que piensa y quiere el bien con el mayor ardor, y que es, al mismo
tiempo, más humilde que todos los que no quieren el bien y no son capaces de
ejecutarlo.
71
No hay maldad
que no pueda ser contenida y enmudecida, al menos por un cierto tiempo, por una
sabia magnanimidad.
72
¿Cuál es el
hombre suficientemente imparcial para no juzgar nunca con parcialidad, sea un
amigo íntimo, sea un enemigo mortal?
73
Cuando el cielo
desea el bien a un hombre, le envía adversidades que miles de sus semejantes no
soportarían; le dá amigos y enemigos, como no le daría a uno entre mil.
74
La religión es
la virtud con respecto a lo invisible; la virtud es la religión con respecto a
lo visible.
75
No escojas tus
modelos por debajo de tí; pero no los escojas por encima de tí, sino para
conservar siempre la esperanza de poder alcanzarlos.
76
Es incapaz de
una acción verdaderamente buena quien no siente un íntimo placer contemplando
las buenas acciones de los demás.
77
La vida de un
hombre verdaderamente bueno consiste en el goce perpetuo del comercio de los
buenos, en la búsqueda del bien y en la contemplación de la bondad.
78
Toda sabiduría,
toda virtud, toda religión, reposa sobre el principio de que el bien debe dar
paso a lo mejor, lo agradable a lo útil, lo bello a lo sublime.
79
Todo lo que no
haga a tu espíritu y a tu corazón más fuertes, más activos, más ardientes para
el bien, no merece la pena ser deseado con ardor ni por el corazón, ni por el
espíritu.
80
Placeres que
ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, que no han llegado al corazón de
nadie, esperan al que ejerce virtudes y hace acciones que ningún ojo ha visto,
ningún oído ha escuchado y que no han llegado al corazón de nadie.
81
Las almas nobles
aman el amigo futuro en el enemigo presente.
82
Reserva siempre
los medios de regresar hacia los sentimientos afectuosos.
83
No odies a la
persona que sepa amar y que ame, aunque ella no te ame todavía; su amor no te
escapará si eres digno de él.
84
Cuando la
divinidad tiene benevolencia por un hombre, se le aparece bajo los rasgos de un
amigo fiel.
85
¿Cómo un hombre
sensato y humano puede dejarse llevar por juicios duros y atrevidos sobre
hombres sensatos y buenos?
¿Para qué sirven
la sensatez y la bondad, si no es para ser empleadas en defensa de la sensatez
y de la bondad cuando esta defensa es necesaria?
86
Se recuerda
siempre con satisfacción lo que se ha hecho con serenidad. La serenidad del
hombre vicioso no es sino indiferencia exterior que oculta vergonzosos
remordimientos.
87
No podemos creer
en las experiencias y proyectos de las almas grandes, sino cuando hemos tenido
nosotros unos semejantes.
88
Es uno de mis
pensamientos favoritos: que Dios se manifieste a los hombres en todos los
hombres sensatos, buenos, humildes, generosos, grandes, magnánimos.
89
Encuentro en la
posición de los malvados, razones para excusar su maldad.
90
Pregúntate a
menudo si lo que tú no crees, no se basa sobre los mismos principios de lo que
tú crees.
91
El hombre que
cuando está solo y sin testigos es el mismo que cuando
está en público,
es seguramente un hombre honrado.
92
¿Quién no alaba
o censura en los demás, a veces sin darse cuenta, sus propias cualidades?
93
No hay sonrisa
más agradable que la de una madre y la de un niño; no la hay más hermosa que la
de la generosidad que oculta sus favores.
94
No creas que un
libro es bueno si leyéndolo no quedas más satisfecho de tu existencia, si no
excita en tí sentimientos mas generosos.
95
No le quites a
nadie opiniones que lo hacen feliz, si tu no le puedes dar otras mejores.
96
El hombre que no
ve el bien en los demás no es perfectamente bueno él mismo.
97
¡Pudiera yo ser
lo suficientemente veraz, para no mentir jamás ni a un amigo, ni a un enemigo,
ni a Dios, ni a un niño, ni a mí mismo!
98
La virtud sin
religión, cuán poco pura y constante es en las adversidades; la religión sin
virtud, cuán poco alejada está de la hipocresía y del fanatismo.
99
La humildad sin
fuerza, sin talento, sin como la virtud sin combate, la magnanimidad sin
enemigos, la fuerza sin resistencia y el valor sin peligro.
100
Dios preserva a
los que quiere de las lecturas
Lavater parece
hacer considerado estas sentencias como los últimos resultados de sus
meditaciones. No las hizo imprimir sino para distribuirlas entre sus amigos. Me
las dio poco tiempo antes de su muerte. Las he traducido del alemán,
conservando en lo posible los giros de frase del original.
J. G. S.
Pensamientos
extraídos de otras obras de Lavater
Para hacer la felicidad de los hombres, hay que
disimular a menudo este fin y aprovechar en su favor las cosas que parecen
estar más opuestas. Pero que el hombre a quien a Providencia ha dotado de un
carácter activo y generoso, se guarde bien de abusar de la espada de dos filos
que ella ha puesto entre sus manos; que recuerde siempre que lo mejor es a
menudo enemigo de lo bueno.
Se dice
proverbialmente que donde Dios construye una iglesia el diablo construye una
capilla al lado. El esfuerzo más hermoso del justo es el de construir una
capilla a Dios en el recinto mismo de los dominios del diablo.
Buscad y
encontraréis; tocad a la puerta y se os abrirá; dad y se os dará.
PARADOJAS
No hay que
desear sino lo imposible; lo posible hay que hacerlo, o quizás haberlo hecho
ya.
Se puede todo lo
que se quiere si no se quiere sino lo que se puede.
La conciencia es
más sabia que la ciencia.
CONCLUSIÓN
La Tierra se
desplaza alrededor del Sol; el Sol se mueve, gira quizás alrededor de Sirio,
Sirio alrededor de Hércules, Hércules alrededor de las Pléyades; el alma del
justo es, después de Dios, el único punto estable del Universo[22].
Firma de J. G.
Lavater
Sombras de siluetas de perfil, Johan Caspar Lavater
(1741-1801)
Lavater, pintura al óleo de un artista desconocido[23]
Landesmuseum Zürich.
[1] El
Gleimhaus es uno de los museos literarios alemanes más antiguos, establecido en
1862 en la antigua casa del poeta y coleccionista Johann Wilhelm Ludwig Gleim
(1719-1803) en la catedral de Halberstadt.
[2] Militar
Español, se desempeñó como Capitán General de la isla de cuba y Gobernador de
la Habana.
Cuando
Miranda era teniente Coronel se desempeñó como su edecán
[3]
Archivo del General Miranda. Tomo VII. Viajes. Cartas de Miranda. 1782-1801;
Miscelánea: 1781-1805; Impresos y grabados: 1771 a 1805. Parra León Hermanos.
Caracas: Editorial Sur América. 1930. p. 9-10. (Tomado del Original, Tomo VII,
fol. 189).
[4] Nació
en Zürich el 11 de noviembre de 1741 y falleció en esa misma ciudad, el 2 de enero de
1801. Este célebre escritor y pastor protestante fue conocido por sus estudios sobre de
la fisiognomía o arte de descubrir el carácter de los hombres según los rasgos
característicos de su cara, explicada por una línea facial que él llamó la
perpendicular. Sirvió como pastor de la iglesia de
St. Peter, en Zurich. Por sus protestas contra la violencia del directorio
francés lo deportaron un tiempo a Basilea.
[5]
Véase: Archivo del General Miranda.
Tomo IV. Viajes. Diarios. Documentos. 1788 a 1800. –1771 a 1781. Parra León
Hermanos. Caracas: Editorial Sur- América. 1930. (Viaje por Suiza). p. 7-8.
[6] Goethe, Johann
Wolfgang von (1749-1832): Obras
literarias / J.W. Goethe. Traducción, recopilación, biografía,
prólogos y notas de R. Cansinos Assens.-Madrid: M. Aguilar, 1944-1945 ([Graf.
Ultra]). 2 v.; 18 cm. Lam. con retratos del autor. Texto a una y dos col. Cort.
grab. en color. Véase: Vol. 2. p. Cuarta
parte, libro décimoctavo. p. 1.428.
[7] Véase además: Lavater, Johann Caspar (1741-1801):L'art de
connaitre les hommes par la physionomie. Nouv. éd. corr. Ornée de plus de 600
grav.-París : [s.n.], 1820. 10 v.; 8º mlla.
.- Lavater,
Johann Caspar (1741-1801): Essai sur la
Physiognomonie: destiné a faire connoître l'homme, et à le faire aimer /
par Jean Gaspard Lavater ... première [- quatrième partie]. Imprimé a La Haye:
imprimé chez Jaques van Karnebeek, [1781?]-1803. 4 pt. en 4 v. ([2], X, 294,
[1] p., [14] h. de lám.; VIII, 404 p., LXXVIII h. de lám.; [8], 360, [4] p.,
LIII h. de lám.; VIII, 328 p., XXV h. de lám.): il.; 4º. Impresor tomado de
colofón. Fecha de pie de imprenta de primera parte tomada de preliminares.
Fecha de pie de imprenta de segunda parte 1783 y de tercera parte 1786. Según
el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico (CCPB), pie de imprenta de
cuarta parte: "A la Haye: chez I. van Cleef, libraire, 1802 (imprimé chez
Hendrik van Teeckelenburgh)". Descripción de la quatrième partie según el
CCPB, CCPB000587311-8 (2011/10/13). Sign.: [ ]²⁻¹, [sol]⁴,
[sol]², A₂₋₄, B-Z⁴,
2A-2O⁴ ; [sol]⁴,
A-2Z⁴, 3A-3D⁴,
E² ;
[sol]⁴, A-Z⁴,
2A-2X⁴, 2Y⁶
; *4, A-2S4N. Cada parte con portada, paginación y
signaturización
propias. Portadas con distintos grabados calcográficos.
Las hojas de láminas son grabados calcográficos principalmente retratos.
Ilustraciones calcográficas a lo largo del texto.
.- Rotondo, Antonio (1808-1879):La Fisonomia: ó sea el arte de conocer á
sus semejantes por las formas exteriores : estractado de las mejores obras de
Lavater.- Madrid: Alegoría y Charlain, 1842. 62 lám. en madera; 8º.
.- Ottin,
M. J.: Frenología por el doctor Gall, Fisiognomía por el doctor Lavater / M.J.
Ottin.-Madrid : Casa de Horus, D.L. 1992. 201 p.. [3] h. de lám. : il. ; 24 cm.
(Colección holística). D.L.: M 29987-1992 Oficina Madrid. ISBN: 84-87409-14-8.
.-
Lavater, Johann Caspar (1741-1801).: Nouveau manuel du physionomiste et du
phrénologiste; ou les Caractères dévoilés par les signes extérieurs / ouvrage
posthume de Lavater et du professeur Chaussier, François (1746-1828); publié...
par MM. Chaussier fils et Morin.-Paris: A la Librairie encyclopédique de Roret,
1838. 294 p.; 16 cm. (Manuels-Roret; 340). Ouvrage orné de figures originales
et de plusieurs specimen de l'écriture de Lavater
.-
Lavater, Johann Caspar (1741-1801).: Nouveau manuel complet du physionomiste
des dames : contenant de nouveaux aperçus résultant de leur santé ou de leur position
dans la société, d'après l'e système Lavater, Porta, Cureau de la Chambre, et
Camper / par un Amateur.-Paris: A La Librairie Encyclopédique de Roret, 1843.
373 p., 4 h. de lám. pleg.; 15 cm. (Manuels-Roret; 341).
[8] Archivo del General Miranda. Tomo IV.
Viajes. Diarios. Documentos. 1788 a 1800. –1771 a 1781. Parra León Hermanos.
Caracas: Editorial Sur- América. 1930. (Viaje por Suiza). p. 1.370.
[9]
Op. Cit. p. 1.438.
[10]
Véase: Chez Lavater (Chapitre XII).
En:
Parra-Pérez, C. (1888-1963): Miranda et Madame
de Custine.-París: Bernard Grasset, [1950]. 366 p., 1 h.: lám.; 21 cm. V.:
p. 220-238.
Sabran,
Louise-Eleonore-Melanie, Marquise de Custine
[11] Parra-Pérez,
C. (1888-1963): Miranda et la Revolution
Française / C. Parra-Pérez.-Paris: Philippe Renonard, 1925. LXII, 474 p., 8
lám.; 4º (23 cm). Con retrato del biografiado y un plano de la retirada de
Lovaina (1793). (V.: al inicio del capítulo primero). De esta obra hay otra
edición:
Parra-Pérez, C.
(1888-1963): Miranda et la Révolution Française/
C. Parra-Pérez. [2e ed.].- Caracas: Banco del Caribe, 1989. LXII, 474 p., [8]
h. de lám.; 22 cm. ISBN:980-222-378-6.
[12]
Colombeia - Segunda sección. El viajero
ilustrado. 1788. Preparado por una
Comisión formada por José Luis Salcedo Bastardo (Carúpano - Estado Sucre:
14-3-1926 –Caracas 16-2-2005 ); Josefina Rodríguez de Alonso; Gloria Henríquez Uzcátegui y Miren
J. Basterra Ariño. Prólogo, notas y cronología hechas por Josefina Rodríguez de
Alonso. Caracas (Venezuela): Ediciones de la Presidencia de la República. Tomo
VII. 1986. p. 469.
[13]
Este manuscrito, está escrito de puño y letra de Lavater, dedicado a Miranda,
fue entregado personalmente a éste por su autor el 8 de septiembre de 1788 en
Zurich. Estos textos fueron traducidos del francés y son tomados de Colombeia - Segunda sección. El viajero
ilustrado. 1788. Preparado por una Comisión formada por José Luis Salcedo
Bastardo (Carúpano - Estado Sucre: 14-3-1926 –Caracas 16-2-2005 ) ); Josefina Rodríguez de Alonso;
Gloria Henríquez Uzcátegui y Miren J. Basterra Ariño. Prólogo, notas y
cronología hechas por Josefina Rodríguez de Alonso. Caracas (Venezuela):
Ediciones de la Presidencia de la República. 1986. Tomo VII. Escritos de
Lavater en Zurich. Documento 1037. p.
517-555. Proceden: T. XV. F. 67. Viajes.
[14] Pintado
por John Jackson en 1813, tomado del original de Sir Joshua Reynolds, quien lo exhibió
el año 1786, en The Royal Academy.
Fue un médico cirujano y anatomista,
considerado como el fundador de la 'cirugía experimental y científica'. Vino
al mundo en Long Calderwood en Escocia,
Reino Unido, el 13 de febrero de 1728. Intentó de proporcionar una base
experimental para la práctica quirúrgica, y su museo es un registro duradero de
su trabajo pionero. Le gustaba coleccionar rarezas y gran número de animales
exóticos. Realizó la primera inseminación artificial en un ser humano en la
historia. Influyó sobre estudiantes como Edward Jenner y Astley Cooper para que
realizar investigaciones experimentales
y aplicar los conocimientos adquiridos para el tratamiento de pacientes. Inspiró
a Robert Louis Stevenson en la realización de la obra El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Falleció el 16 de octubre de 1793, en Londres,
Reino Unido, a causa de su mal
temperamento después de sufrir un ataque
durante una discusión en el Hospital de San Jorge sobre la aceptación de los
estudiantes para el entrenamiento. Desde 1859 sus restos
reposan en la abadía de Westminster.
[15] The Royal College of Surgeons of England.
[16] Petrus Camper, médico, naturalista y biólogo
holandés, nacido en Leiden, el 11 de mayo 1722. Falleció en La Haya, el 7 de
abril 1789)
[17]
Véase: Archivo del General Miranda. Tomo IV. Viajes. Diarios, documentos 1788 a
1800- 1771 a 1781. Caracas: Parra León Hermanos. 1930. p. 291-292.
[18] Delphine de Sabran, Marquise de Custine (París, 18 de
marzo de 1770 – Cantón Bex, Vaud,
Switzerland, 13 de julio de 1826)
[19]
(1752-1825). Profesor de la Universidad de Ginebra. Miembro del Instituto de
Francia y de la Sociedad Real de Londres. Con su hermano Carlos Pietet de
Rochemont, fundó la Biblioteca Universal de Ginebra.
[20]
Véase: Carta de presentación de Pictet.
En: Colombeia - Segunda sección. El viajero
ilustrado. 1788-1790. Preparado por una Comisión formada por José Luis
Salcedo Bastardo (Carúpano - Estado Sucre: 14-3-1926 –); Josefina Rodríguez de
Alonso (1909-1994); Gloria Henríquez Uzcátegui y
Miren J. Basterra Ariño. Prólogo, notas y cronología hechas por Josefina
Rodríguez de Alonso (1909-1994).
Caracas (Venezuela): Ediciones de la Presidencia de la República. Litografía
Melvin. 1988. Tomo VIII. Documento 1.044. p. 56-57.
[21] Salcedo Bastardo. (Carúpano - Estado Sucre: 14-3-1926 –Caracas 16-2-2005) Folleto impreso en París en 1805. Estos textos fueron traducidos del francés y
son tomados de Colombeia - Segunda
sección. El viajero ilustrado. 1788. Preparado por una Comisión formada por
José Luis Salcedo Bastardo (Carúpano - Estado Sucre: 14-3-1926 – ); Josefina
Rodríguez de Alonso; Gloria Henríquez Uzcátegui y Miren J. Basterra Ariño.
Prólogo, notas y cronología hechas por Josefina Rodríguez de Alonso. Caracas
(Venezuela): Ediciones de la Presidencia de la República. 1986. Tomo VII.
Escritos de Lavater en Zurich. Documento 1038.
p. 556-576. Proceden: T. XV. F. 66. Viajes.
[22]
Traducido del francés. Tomado de Archivo del General Miranda. T. XV, f. 66
Viajes.
[23] Se encuentra en el Museo Nacional de Zúrich. (Landesmuseum Zürich. Johann Caspar Lavater Collection. St. Peterhofstatt 6. 8001 Zürich.)
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