lunes, 24 de agosto de 2020

La medicina Venezolana en las Memorias de un oficial de la Legión Británica

Por.- David R. Chacón Rodríguez

 

En 1817 las autoridades realistas dominaban el occidente, el centro y el oriente; y los patriotas ejercían la supremacía en Margarita, Guayana y llanos de Apure.

 

Esta terrible realidad, aunada a la finalización de las guerras napoleónicas que habían dejado cesante a muchos soldados, hizo que Bolívar encomendara, en enero de 1817, a Luis López Méndez, su agente en Inglaterra, a contratar un grupo de soldados ingleses, irlandeses y escoceses que vinieran a reforzar la tropa republicana.

 

Después de muchos contratiempos llegan a Angostura, en Venezuela los primeros legionarios,  de ahí van a Apure y a los llanos de Calabozo donde está el Libertador en plena campaña.

 

En el Hato de San Pablo entre Calabozo y Ortiz, a fines de 1818 los ingleses, el Capitán Vowel, Grant, Mac Mullin y Brathwaite son presentados a Bolívar por Urdaneta. Luego llegó Thomas Ferriar, inmortalizado en Carabobo.

 

Estos soldados estuvieron adscritos al Ejército patriota hasta el triunfo de Carabobo aquel glorioso 24 de Junio de 1821.

 

Una vez cumplida su misión, regresaron a sus países de origen y algunos de ellos dejaron escritos narrando sus experiencias. Entre las obras más importante tenemos las de G. Hippisley, George Chesterton; J.H. Robinson; Ducoudray-Holstein; C. Brown y Vawell.

 

Nosotros nos referimos a la obra Campañas y cruceros[1], escrita por Richard Longeville Vawell.

 

Esta obra apareció por primera vez en inglés[2], luego de este idioma Alphonse Viollet,  la tradujo al francés[3]. Posteriormente, Luis de Terán, sub director de la sección de Literatura en el Ateneo de Madrid,  la vertió  al español[4]. Ella constituye el testimonio de un oficial inglés del regimiento de Lanceros venezolanos en la Legión Británica de Bolívar. Es bueno aclarar que con este nombre se denominan a los voluntarios de Gran Bretaña, Irlanda y Hannover que prestaron sus servicios a la América del Sur en las guerras por la emancipación.

 

La obra original está formada por tres volúmenes: el primero contiene la obra a la cual nos referimos; los volúmenes II,  III son dos novelas intituladas: El Terremoto de Caracas y las Sabanas de Barinas[5]. El vol. III lo tradujo al español, Leopoldo Landaeta, agregándole numerosas notas. Fue publicado por la editorial Cultura Venezolana, y se reeditó con una breve Introducción de Juan Uslar Pietri,  en 1952, en una edición conmemorativa del centenario de la Casa Gathmann de Caracas.

 

El Autor:

En el primer capítulo el autor expone abundantes datos que pudieran orientar a una aproximación a su identidad. Dice así:

 

A principios del año de 1817, salí de Inglaterra, con varios voluntarios que, como yo,  habían ofrecido sus servicios militares al Estado de Venezuela y a los que don Luis López Méndez, agente acreditado de aquella república en Londres, había aceptado en nombre de la misma. De los numerosos cuerpos militares, que por dicha época, se organizaron con el fin de combatir por la causa de Sur América, nuestro regimiento, el 1º de lanceros venezolanos, desembarcó, antes que todos los demás, en la playas del Nuevo Mundo, mandábalo el Coronel Donald Mac-Donald, ex ayudante (Edecán) del General Ballasteros, en la guerra de España.

 

      Sin embargo, como los informes que obtuvimos en Londres sobre la situación respectiva de los ejércitos patriotas y realistas estaban llenos de contradicciones, el Coronel Mac-Donald, se dirigió por de pronto a la isla de Santo Tomás, que pertenece al grupo de islas denominada colectivamente La Virgen Gorda[6].

 

Fue en 1821, cuando el Doctor Luis Romero Zuloaga, publicó en el periódico El Universal de Caracas una serie de artículos con el nombre El General Páez según los legionarios Británicos, atribuyéndole la autoría al Capitán Vowell.

Tiempo después, José  Toribio Medina,  en una rigurosa investigación llega a la conclusión de que el autor es el oficial inglés Richard Longeville Vowell[7].

 

En una extensa reseña bibliográfica[8] aparecida en Revue des Deux Mondes, suscrita por E.N. (un tal Eugene Ney) titulada: “Excursions d’un Officier Anglais dans le Venezuela, pendant la Guerre de l’Indépendence”, expresa:

 A la fin de 1829, l’auteur de ce voyage demanda un congé pour revenir en Europe, et après quatre mois de mer et avoir doublé le cap Horn, il arriva à Portsmouth au printemps de 1830. Nous regrettons de ne pouvoir donner quelques détails personnels sur cet officier, non seulement parce qu’il a combattu avec constance pour une cause sacrée, mais parce que son ouvrage, qu’il n’a pas voulu signer, est celui d’un observateur impartial et éclairé. C’est un des livres les plus intéressans qui aient été publiés récemment sur l’Amérique du Sud”.

 

En esta obra el autor relata sus  vivencias de un modo sincero, ecuánime e imparcial, sin apasionamiento, sin tomar parte activa en sus juicios. Simplemente los describe, tal como los vio.

 

El libro está formado por 14 volúmenes y en muchos de ellos se refieren de manera circunstanciada a la ciencia de la salud.

 

Así tenemos:

En el capítulo segundo se refiere al Almirante Brión y anota: Era un hombre de edad media, de unos cinco pies y medio de alto, de constitución delgada pero musculosa; era muy moreno y llevaba grandes bigotes negros; su cara tenía mucho parecido con la de los israelitas en general, y estaba muy picada de viruelas[9].

 

En el capítulo tercero, al referirse a la ciudad de Angostura dice: está construida sobre una roca que tiene su base a orillas del río y se eleva al nivel de una colina donde hay un pequeño fuerte. Los puntos de vista que se ofrecen, desde lo alto de este fuerte, son admirables en todas direcciones. Al otro lado del río se extienden las provincias de Barcelona y Cumaná, y, por la parte de la Guayana, los pastizales están llenos de ganados, y las casa de campo rodeadas de plantaciones.

 

Al pie mismo del fuerte, en medio de un espeso boscaje, se encuentra un convento, cuyo aspecto es muy pintoresco,  y que, abandonado por los frailes que le habitaban, se ha convertido en Hospital Militar[10].

 

Más adelante, al explicar al declive económico de la región, apunta que una de su causa es la viruela, que hizo estragos terribles entre los indios, y la segunda, porque Bolívar se había visto en la necesidad de expulsar y hasta de fusilar a algunos de aquellos frailes, que, sin hacer caso de amenazas ni recomendaciones, se obstinaban en predicar a los indios el derecho divino de Fernando VII[11].

 

Luego, al describir la laguna que se encuentra al Oeste de la ciudad expresa:

 

Mientras que la laguna está llena, la ciudad es pasablemente sana, a pesar del excesivo calor que reina en ella de todo el año. Pero cuando cesan las inundaciones y empiezan a decrecer las aguas con la evaporación, la laguna exhala pestilentes miasmas producidas por la putrefacción vegetal y animal. Frecuentemente los habitantes de las clases inferiores, sobre todo los indios medio civilizados, arrojan sus muertos a la laguna, antes de tomarse el trabajo de llevarlos al cementerio, en lo alto de la colina. La fiebre amarilla y otras enfermedades contagiosas empiezan a mostrarse y arrebatan centenares de personas, extranjeras sobre todo[12].

 

En el capítulo cuarto, al retratar la arena que alfombra las orilla del río Orinoco dice que:

ofrecerían un lecho agradabilísimo, si no se viera uno expuesto a los continuos ataques del zancudo o mosquito. Durante toda la noche no cesa este insecto de atormentarnos y solamente la mañana puede poner término a sus evoluciones hostiles. Aunque el zancudo no sea apenas mayo que el insecto designado entre nosotros, en Inglaterra, con el nombre de primo, su trompa no por ello deja de atravesar las mantas y coberturas de toda especie, causando a la víctima a menudo una gran inflamación y aún úlceras incómodas. La trompa del zancudo es capaz de atravesar hasta el cuero de los caballos y de las vacas, y parece que prefieren la sangre de estos animales a la del hombre[13]. Es debido a tal predilección que los hombres del pueblo prefieren aquí, acostarse cerca de los sitios donde hay ganado[14].

 

En el capítulo once describe:

Entre los establecimientos de caridad de Nueva Granada, el hospital de San Juan de Dios es uno de los más importantes y mejor tenidos. Varios cientos de enfermos, sean indígenas o extranjeros, están allí cuidadosamente atendidos por los frailes, quienes les visten también  en caso necesario.

 

Hay en esta casa una hermosa capilla y una farmacia para los pobres, a los que también se distribuye todos los días pan y carne. Estos frailes poseen tierras cuyas rentas, unidas a las cantidades que obtienen pidiendo por la ciudad, bastan para hacer frente a gastos tan considerables[15].

 

Más abajo se refiere a los eclesiásticos y dice:

 

En ciertos conventos situados en medio del campo, los dominicos cuya orden es considerada la más rica del país, recogieron varias veces a los enfermos y heridos de Bolívar, sin embargo, nuestros camaradas criollos nos aseguraban que no había que atribuir semejante hospitalidad sino al peligro a que esos frailes se exponían con su negativa. Su modo de tratar las heridas no es de lo más atinado, y no siempre produce afortunadas curaciones, como de esto daremos ejemplo.

 

El Coronel Rooke, que perdió un brazo en la batalla de Vargas, fue dejado a retaguardia en un convento poco distante de Tunja, porque se había juzgado peligrosos hacer que, en semejante estado, siguiese al ejército por tan malos caminos. Habíale hábilmente amputado el brazo un cirujano inglés, que dejó a los frailes instrucciones detalladas para el tratamiento del paciente.

 

Los frailes confiaron más, sin embargo, en sus procedimientos curativos que en tales instrucciones, y, por esta confianza funesta, quitaron el aparato para sustituirle por una masa de hilas humedecidas con aceite y vino. Este tratamiento produjo la mortificación y la muerte de nuestro pobre coronel[16].

 

En el capítulo trece nos da una descripción poco conocida del General Sucre y dice:

 

Era oriundo de Cumaná, se parecía mucho a Bolívar por la cara y el cuerpo. Su tez era aún más blanca que la del Jefe supremo; estaba ligeramente señalado por la viruela y no usaba bigote. Sus facciones eran suaves y sus modales elegantes; pero en los primeros años de su carrera militar, por lo menos, no se observaba en su aspecto nada que revelase al futuro vencedor de Ayacucho[17].

 

Don Manuel Segundo Sánchez, dice que la obra “fue escrita con notoria imparcialidad por un oficial inglés -cuyo nombre no ha podido averiguarse- de una de las legiones británicas que vinieron a Venezuela el año de 1817, en ayuda de los patriotas[18].

 

Más adelante agrega: “Sus juicios sobre hombres y sucesos son elocuentes y precisos”.

 

 

 



[1] / por Richard Vawell.- Caracas: [Academia Nacional de la Historia], 1973. XXV, 132 p. -[1] f., 1 h.: il.; 23 cm.  (Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia; Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela; 9). Traducción al español de Campaigns and cruises, in Venezuela and New Grenada, and in the Pacific Ocean, por Luis de Terán (Cap. 1-14 del Vol. 1). Tiene el mismo Prólogo que Rufino Blanco Fombona,  hiciera a la realizada por la Editorial América en 1916. Edición patrocinada por el Ministerio de la Defensa.

[2] Vawell, Richard Longeville (1795-c.1837).: Campaigns and cruises, in Venezuela and New Grenada, and in the Pacific Ocean; from 1817 to 1830, etc. [By Richard Vawell.].- London: Longman & Co., 1831. 3 vols. 12º.

[3] Campagnes et croisières dans les états de Vénézuéla et de la Nouvelle Grenade, par un officier du 1er régiment des lanciers vénézuéliens. Traduit de l'anglais...- París, 1837. In-8˚. Pendant la guerre de l'Indépendance, 1817-1830. - Le chapitre 21 a paru dans ≤Le Grand Livre≤, 1er et 15 octobre 1835, les chapitres 5 et 4 dans les nos des 1er et 15 mars 1836

[4] Vawell, Richard Longeville (1795-c.1837).: Memorias de un oficial de la legión británica: campañas y cruceros durante la guerra de emancipación hispano-americana. Prólogo por R. Blanco Fombona / Luis de Terán, Traductor.- Madrid: Editorial América, Sociedad Española de Librería. [1916]. 241 p., 2 h.; 23 cm. (Biblioteca Ayacucho bajo la dirección de Don Rufino Blanco Fombona; 8).

Existen además otras ediciones:

.- Vawell, Richard Longeville (1795-c.1837).: Memorias de un Oficial de la Legión Británica. Campañas y Cruceros durante la Guerra de Emancipación Hispanoamericana / Richard Vawell; Luis de Terán, Traductor.-Bogotá, Banco Popular (Biblioteca Banco Popular; v. 56), 1974. 237p. il.; 21cm.  Traducción al español de Campaigns and cruises, in Venezuela and New Grenada, and in the Pacific Ocean. 

.- Vowell, Richard Longeville (1795-c.1837).: Campañas y cruceros en el Océano Pacífico / Richard Longeville Vowell; traducción, prólogo y notas de José Toribio Medina. 3ª ed.- Buenos Aires: Francisco de Aguirre, 1968. XVI, 267 p., [8] h. de lám., 1 h. de retr.;20 cm. (Colección viajeros de antaño; 7). Medina, José Toribio (1852-1930)

.- Memorias de un oficial de marina inglés al servicio de Chile durante los años de 1821-1829 por Richard Longeville Vowell. Santiago de Chile: Imp. Universitaria, 1923. 22 cms. Xii p. 248 p.

[5] Vowell, Richard Longeville.: Las sábanas de Barinas.-Caracas: [Academia Nacional de la Historia], 1973. XXIX, 300 p., 1 h.:il.;23 cm. (Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia; 10)

Vowell, Richard Longeville.: Las sabanas de Barinas: novela / Capitán Vowell.- [Buenos Aires]: Dirección de Cultura Ministerio de Educación Nacional de Venezuela, 1946: Imp. Balmes.- 225 p., 1 h.;18 cm. (Colección Biblioteca Popular Venezolana). Encabezamiento tomado del prólogo.

[6] p.1.

[7] Boletín  de la Biblioteca Nacional.  No. 9, 1º de octubre de 1925.

Véase además: art. de José E. Machado, en: Bol. de la BN. No. 6, 1º de Enero de 1925. Cfr. El Universal de 19 de agosto de 1919, artículo del Dr. Luis Romero Zuloaga. Se encuentra referido y citado por Juan Uslar Pietri, en la Presentación de la edición de Las Sabanas de Barinas hecha por la Academia Nacional de la Historia en 1973.

[8] Vol. V. 1832, p. 314-338

[9] p. 16.

[10] p. 17.

[11] p. 18.

[12] p. 19.

[13] El autor, seguramente confunde el zancudo o mosquito con el tábano, que sí pica al ganado y puede atravesar con su aguijón una manta de dormir.

[14] p. 24-25.

[15] p. 101.

[16] p. 104.

[17] p. 121.

[18]  p. 143,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hemerografía del Hermano Nectario María ( Selección)