General
Antonio José Francisco Sucre Alcalá
David R. Chacón Rodríguez
Mariana junto a su esposo, Antonio José de Sucre.
Pocas
veces se ha dado en los anales de la historia, un hombre con las virtudes de
Sucre. Es uno de esos raros personajes que se distinguen fundamentalmente
por la nobleza de su carácter, la lealtad y la rectitud de sus principios.
Razón por la cual constituye hoy día el paradigma del desprendimiento y del
sacrificio desinteresado. Siempre expresó sin falsos pundonores sus
sentimientos y emociones, fue franco y directo en sus críticas y desacuerdos,
incapaz de rencores, adulaciones, ni falsías, condiciones éstas que ni los
avatares de la contienda, pudieron menoscabar, decaer, ni opacar. Para él es el
Libertador quien encuentra el adjetivo que sintetiza la nobilísima dimensión
humana de su personalidad y la proyección continental de su obra: El inmaculado
Sucre.
Antonio José de Sucre
En
su corta vida, llama la atención que a
los treinta y cinco años, hubiera alcanzado y culminado todas las
excelencias del deber, recibido los máximos honores y desempeñado las más altas
responsabilidades en las distintas ramas del servicio patriótico. Su vivir fue
una constante angustia y un reto sostenido por su perenne actitud vigilante por
la probidad y la disciplina, su fidelidad a la patria y su gran sentido del
honor. Casi no tuvo adolescencia,
mocedad, ni vida privada; su existencia pasó prácticamente de la infancia a
la adultez, manteniendo un absoluto desinterés por el poder. Su entrega y amor
por el país le impiden realizar una vida en familia. Cuando comienza se
encuentra ya en el final de su existencia bien expresivas son estas palabras,
cuando de sí mismo dijo:
Empiezo
a tener hijo a los treinta y cuatro años y mi salud está muy gastada para que
alcance ni a los cincuenta, si es que me toca muerte natural[1].
Para
mostrar esos extraordinarios matices, citaremos algunos casos de los
incontables que desfilan por la breve y fructífera vida de tan insigne
ciudadano.
Analizando
brevemente estos rasgos En el orden cultural tenemos que consecuente con su
criterio acerca del valor social de la escuela, y de la prensa, en 1822, funda El Monitor, el primer periódico
republicano del Ecuador y propicia la
fundación de la universidad de La Paz, en Bolivia, el año 1826.
En
el arte de la diplomacia, se inicia a los veinticinco años, cuando fue
comisionado para concertar el Armisticio y Tratado de Regularización de la
Guerra, firmado entre España y Venezuela, en
1820; igualmente fue Plenipotenciario extraordinario en Quito, en 1821 y dos años más tarde le otorgan
facultades diplomáticas y de fuerza en el Perú, y se le expide credencial
amplia para tratar con los gobiernos de Chile y Buenos Aires. Otra prueba
fehaciente de su magnanimidad, fue la capitulación de la Batalla de Ayacucho, cuando contrariamente a lo dispuesto en la
política tradicional, Sucre, le ofrece al Virrey
La Serna la oportunidad de incorporarse al orden en contra del cual había
luchado catorce años, realizando de esta manera, una consustanciada diplomacia
sin precedente en los anales históricos, demostrando así, que siempre estuvo
presto al servicio de los más sanos principios de la convivencia internacional,
dentro del concepto de la Justa Causa para buscar la unidad del Continente
americano.
En
el aspecto judicial, creó e instaló la Corte Suprema de Justicia en Cuenca, el 20 de marzo de 1822 y la Corte Superior
de Justicia Boliviana, en 1826.
En cuanto al poder legislativo se desempeñó
como Diputado al Congreso de Angostura (elegido con menos de la edad requerida)
en 1819, Senador por el departamento del Alto Orinoco, en 1822, y Presidente del Congreso Admirable en 1830.
En el orden militar sus servicios van desde cadete en 1808, Jefe del Estado Mayor de la División de las
provincias de Cumaná, el 17 de octubre de
1817, Comandante del Cuerpo de Ingenieros de la provincia de Margarita, en 1811, hasta General en Jefe (de
Colombia, el 12 de febrero de 1825),
Comandante General y Gran Mariscal de Ayacucho (en Perú) el 27 de diciembre de 1824, incluyendo su paso como Ministro
de Guerra interino en 1820, logrando así los máximos empleos en la escala
castrense.
Desde
el punto de vista político-administrativo su carrera comienza como Gobernador
de la plaza antigua de Guayana y Comandante General del bajo Orinoco el 19 de
septiembre de 1817, hasta Presidente
fundador de la República de Bolívar, llamada posteriormente Bolivia, en 1826, pasando por el de Intendente del
Departamento de Quito, el 18 de junio de 1822.
Como
se puede observar en este mosaico revelador de su fulgurante personalidad y
vocación de servicio, el resultado de su vida se consumió por una constante
acción sin descanso, debido al afán desmedido y superexigente de su
personalidad, que nunca le dio tregua, pues las circunstancias del destino lo
reclamaban a plenitud.
Después de una vertiginosa carrera triunfal, Sucre sabía perfectamente
que se encontraba con una deteriorada salud, él mismo se autobiografiaba
utilizando expresivas metáforas como esta:
Yo soy un hombre enfermizo y creo que para siempre. Antes me veía tan
escribidor y ahora muy rara vez tomo la pluma por causa de mi enfermedad del
pecho. Pocos meses ha que también me sentí de una ingle, de manera que ha
decirte verdad, valgo tanto como una vieja maraca[2].
Igualmente en otra ocasión expresó:
Yo me he restablecido de mi ataque disentérico; pero estoy resentido
del pecho que después de dos años no me dolía. Voy a darme baños tibios que es
mi remedio eficaz...Esta vida es un martirio. Las enfermedades propias, de la
familia y de los amigos; las pesadumbres, en fin, todo es un infierno en que
algunas veces se dulcifican las penas con ráfagas de alegría. A mi me ha tocado
de todo, pero como a todos, mucha mayor suma de pesares y de disgustos[3].
Después
del llamado motín de Chuquisaca, ocurrido el 18 de abril de 1828, Sucre hastiado del poder y de la
actividad pública, toma la firme decisión de renunciar a la presidencia de
Bolivia con la intención de retirarse a la vida familiar y fijar su residencia
en Quito. Así lo manifiesta al Libertador cuando le expresa:
Nadie me hará emplear en el servicio
público. Llevo la señal de la ingratitud de los hombres en un brazo roto,
cuando hasta en la guerra de la independencia pude salir sano[4].
Por tal motivo, envía con su edecán, el
Coronel Pedro de Alarcón su archivo personal a
su hogar en Quito. Este archivo va a sufrir una trágica desmembración.
Una parte se conservó en una pieza, depósito de herramientas en la hacienda de
Chisinche, propiedad de su esposa. Como se depositaron en cajones destapados,
los administradores de la hacienda, se proveían de papel para algunos
menesteres.
Se dio el caso de que la envoltura de
una libra de mantequilla era una carta de Bolívar a Sucre[5].
Otra
parte quedó en el cuarto de trastes que, en todas las casas de Quito se conoce como La Leonera, existente
en la casa de su consorte en Quito, ubicada en la intersección de las carreras
Sucre y Venezuela, mansión conocida posteriormente, con el nombre de la casa azul. Después de la muerte de
Don Felipe Barriga y de su hijo, este archivo fue heredado por su esposa, Doña
Josefina Flores Jijón de Barriga, quien lo hizo trasladar a una pieza del piso alto de la mencionada casa y
allí un empleado infiel y codicioso vendió parte de aquellos papeles al
distinguido facultativo Alejandro Melo. Después de la muerte de la señora
Flores, pasó a manos de su sobrino
Alfredo Flores Caamaño, y actualmente forma el archivo Jijón y Caamaño, en
Quito. Cuando en 1906, el senador y profesor
norteamericano, Hiram Binham realizó un viaje por Sur América adquirió en
Quito, Lima[6] y
Caracas[7] una gran cantidad de documentos y los
depositó en la Universidad de Yale, en Connecticut. Al enterarse el Doctor
Vicente Lecuna el 13 de julio de 1935 inicia las gestiones para lograr la compra de
los valiosos documentos. Tres años más tarde, Hiram Bingham cede los documentos
mediante previo abono de la misma suma que había pagado por ellos cuando los
adquirió. Luego se procedió a su incorporación al archivo del Libertador,
custodiado actualmente en la parte alta del edificio sede de la Sociedad
Bolivariana. Posteriormente, las nietas del General Juan José Flores vendieron parte del archivo del citado
militar, en el cual figuran varias cartas originales dirigidas por el
Libertador a Sucre. Esto documentos fueron remitidos a la Academia Nacional de
la Historia en 1942 e inmediatamente
fueron incorporados al Archivo de Sucre.
Escudo de armas otorgado por Carlos II a don Antonio Sánchez de Orellana y Ramírez de Arellano, creado I marqués de Solanda según cédula real del 27 de abril de 1700.
Hasta
en su testamento se experimenta a plenitud la permanencia de sus intachables
principios humanitarios, éticos y
morales, dejando allí palpable su
sentido de justicia y equidad, así como, el amor por su familia. Por considerar
que este desconocido legado tiene un gran valor, lo reproducimos íntegramente a
continuación:
Ana Marìa Francisca Felipa Carcelén Larrea, VII Marquesa de Solanda
VI Marquesa de Villarrocha y el General Antonio José Francisco Sucre Alcalá
Disposiciones
testamentarias del Jeneral Antonio José de Sucre[8]
1.- Mi mujer lejítima es Mariana Solanda[9];
y tenemos una sola hija Tereza[10]
(que ha cumplido hoy cuatro meses de edad) por que mi mujer no está embarazada.
2.- Si yo muero estando viva mi hija,
ella es mi sola y única heredera. Si mi hija muere antes que yo, entonces, mi
mujer es mi heredera, con excepción del tercio y quinto de mis bienes.
3.- En el caso que mi mujer sea la
heredera, el quinto de mis bienes lo tomará mi ayudante el Coronel Pedro José
Alarcón, y lo distribuirá en los términos que le prevengo en una memoria
separada que le dejo, y que observará puntualmente.- El tercio de mis bienes se
repartirá igualmente entre mis ocho hermanos legítimos, José María, Jerónimo, Margarita, Manuela, José Manuel, Magdalena y
Rosario. La distribución por parte exactamente iguales, la encargo a mi
hermano Gerónimo que la cumplirá con fidelidad.
4.- Las muy pocas mandas que prevengo
las cumplirá Alarcón con mi quinto. De mis bienes se separará la espada que me
regaló el Congreso de Colombia como premio por la batalla de Ayacucho, y que se entregará al Jeneral Bolívar, en
señal de mi gratitud, por los servicios que ha hecho a mi patria.
5.- Mi hija ó mi mujer, elejirán de
entre mis bienes lo que ellas gusten por su herencia; y puesto que a la primera
nada reservo, comprende este articulo á la segunda.
6.- Mis bienes consisten, en mi casa[11]
(que antes fue del Marques de Villarocha) y que con lo que dejo para su
conclusión me cuesta veinte y cuatro mil
pesos, de que cinco mil trescientos veinte son á censo, y pertenecen por
una capellanía lega a mi mujer, á cuyo nombre se compró la casa estando yo en
Bolivia = Dies y ocho mil cuatrocientos
pesos que me reconoce á censo, la Hacienda de Santiago, perteneciente a los
Señores Zaldumbides = Seiscientos pesos de
unos negros de mi propiedad que están en Esmeraldas = Mil pesos que vale mi
cantina de plata = Doce mil pesos en
plata que tengo en poder de Don Lucas de La Cotera residente en Bolivia, y cuya
obligación se halla entre mis papeles = Doce o quince mil pesos que valen mi
espada de brillantes que me regaló la municipalidad de Lima, y mi medalla de
brillantes que me regaló el Congreso de Bolivia. = Seis mil pesos que me debe
el Señor Cristóbal de Armero por los arriendos de la Hacienda de la Huaca en
los años de 27 y 28 y de que
rebajado algunos picos que dice él que tiene que cargarme, que darán a lo menos
á mi favor cinco mil trescientos. = y
doscientos seis mil y pico de pesos en que está tasada mi Hacienda de la
Huaca, cita en el Valle de Chancay del Departamento
de Lima, siendo este su valor el año de mil ochocientos veinticinco, y sin
comprender las mejoras que haya tenido hasta ahora.
7.- Mi herencia paterna y materna, y
unos veinte mil pesos que había prestado al gobierno de Colombia, por medio de
mi apoderado en Guayaquil, no se cuentan en mis bienes, por que los he cedido
desde años pasados á mis hermanos, que deben estar ya en poseción[12].
8.- Mi
cantina de plata, y las prendas de oro y plata que haya en mi equipaje, las
tomará mi ayudante Alarcón; y también tomará lo que guste de mi equipaje,
repartiendo el resto entre mis criados. Mi buena papelera, pertenece á Carlos
Aguirre, á quien se le entregará.
9.- No
debo cantidad alguna á nadie. Tenia una cuenta pendiente con mi Ayudante el
Coronel Alarcón, y le he dado una libransa para que mi apoderado en Lima se la
cubra de toda preferencia, con los productos de la Huaca en este año o en él
que viene.
10.- Nombro por mis Albaceas á los Señores Jeneral Vicente Aguirre, y
Coronel Pedro Alarcón, mientras se haga la distribución de mis bienes. Si mi
hija vive, será mi mujer su tutora, mientras no se case; y si mi mujer se casa,
será el tutor de mi hija mi Ayudante el Coronel Alarcón.
Los diez artículos que anteceden
escritos de mi puño y letra, son validos como un testamento en forma, si yo
falleciere sin haber echo otro con fecha posterior al presente.
Quito
a dies de Noviembre de mil ochosientos veintinueve el 19° de la
independencia-Antonio José de Sucre-
Y para que conste se pone por
diligencia, que la firma el Señor Auditor de Guerra por antemi el presente
Escribano de que doy fe
Ante mi
Castrillon (firma y rúbrica)
Sello-
República de Colombia, &
Luego el espresado Señor Auditor de
Guerra, hallándose en la Casa Mortuoria asociado de mi el presente Escribano,
mandó se procediese a la Facción de Imbentarios y tasaciones de todos los
bienes que pertenescan al Gran Mariscal de Ayacucho, según lo había solicitado
su Albacea el Señor Jeneral Vicente Aguirre, y habiendolos manifestado se
practicó en la manera siguiente.
(Siguen los Inventarios y Tasaciones)
Como parece, asciende el valor de las
casas, Alahajas, y mas especies Imbentariadas a la cantidad de veinte y nueve
mil, setecientos nobenta y dos pesos dos reales (S.I) la cual tasación
expresaron los peritos nombrados haberla practicado en toda legalidad y no
habiendo mas bienes que Imbentariar, ni Tasar, que los que van referidos y
descriptos en el presente, como de la propiedad de Su Excelencia el Gran
Mariscal de Ayacucho, entraron a poder de su viuda la Excelentísima Señora
Mariana Carcelen y Larrea que es la tutora de su hija menor instituida por su
Testamento, para conservarlo en los términos que previene el Derecho A su
cumplimiento y cualesquiera sus bienes en forma legal, y en testimonio de lo
dicho asi lo otorga y firma con el espresado Señor Auditor de Guerra, los
Señores Albaceas y los Peritos nombrados con intervención de mi el presente
Escribano de que doy fé.
Ante
(firma y rúbrica) Vicente Aguirre (firma y rúbrica)- Manuel Antonio García
Parreño (firma y rúbrica)- Mariana Carcelen (firma y rúbrica) Platero Andrés
Solano (firma y rúbrica)- Ante mi Juan Bautista Castrillon (firma y rúbrica)-
Escribano Público de Hacienda y Guerra.
Visto en esta Consulado de la República
de Ecuador en Mónaco con residencia en Niza.
El Cónsul certifica que esta copia de
cuatro fojas es textualmente conforme al original.
Niza á treinta de mayo de mil
novecientos diez y siete.
(Hay
un sello:)
Consulado
de la República de Ecuador en Mónaco.
El Cónsul del Ecuador
J. Messiah
(firma y rúbrica).
Como
puede apreciarse, en su testamento sus bienes no estaban al nivel de un
ciudadano consagrado al servicio de la patria desde los quince años. Aunque en
su vida manejó muchos millones, no dejó mayores bienes de fortuna, y lo poco
que pudo acumular lo regalo todo: su herencia, sus haberes militares, su sueldo
y sus condecoraciones.
Sucre, salió jubiloso de su encuentro con la
historia, porque supo interpretar la más elevada cátedra del patriótico
quehacer y la entrega sin mezquindad, constituyéndose así, en un permanente
ejemplo de una constancia firme como su lealtad, férrea disciplina y
extraordinario espíritu de trabajo, siempre opulento en ideas y acciones de
grandeza, representando a plenitud los verdaderos valores de la libertad, la
justicia y la verdad.
La pluma de muchos
historiadores afirman -sin que hasta el momento hallan aparecido documentos fidedignos que
confirmen o desmientan estos hechos, nosotros sin embargo, fieles a la
tradición creemos nuestro deber darlos a conocer- que el General Isidoro
Barriga, segundo esposo de la Marquesa de Solanda, intencionadamente dejó caer
desde lo alto de uno de los balcones de la
casa azul a la hija del General Sucre por la avaricia de apoderarse de
todos los bienes patrimoniales, ya que teresita era su única heredera. Es más,
la muerte del Mariscal está llena de indicios que prueban que el General
Barriga fue uno de los miembros de la conspiración que cegó su vida física, ya
que tenía un interés personal en el asesinato del esposo de su amante, pues de
esta manera se convertiría en el heredero universal de su víctima.
Muerte de Sucre
en Berruecos en 1895 por Arturo
Michelena
Bibliografía recomendada (Ordenación alfabética):
.- Sherwell,
Guillermo A. 1878-1926.: Antonio José de
Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho / Guillermo A. Sherwell. - Caracas:
[s.n.], 1973 - viii, viii, 236 p., 9 h. de láms.: facsíms., retrs.; 23 cm.
Incluye: Bibliografía: p. [229]-236. Homenaje del Ejército en el
Sesquicentenario de la Batalla de Ayacucho.
.- Sucre, Antonio José de,
1795-1830.: Archivo de Sucre / Antonio
José de Sucre. - Caracas: Fundación Vicente Lecuna-Banco Central de Venezuela-Presidencia
de las República. 1973-1996. 15 vols.: il. col.; 23 cm. Incluye Índices. Conmemoración
del Sesquicentenario de Ayacucho.
Contenido completo:
v. 1 1812-1821.- XLVIII,
606 p., 1 h. -- v. 2 (1822).- 615 p., 1
h. v.3 (1825), 639 p. v. 4 1823-1824 -- v. 5 Enero-Abril 1825 -- v. 6
Mayo-Agosto 1825 -- v. 7 Septiembre-Diciembre 1825 -- v. 8 Enero-Abril 1826 --
v. 9 Enero-Junio 1826 -- v. 10 Julio-Diciembre 1826 -- v. 11 Enero-Junio 1827--
v. 12 Julio-Diciembre 1827 -- v. 15 ISBN: 9802652059 (v.10) 9802656585 (v. 11)
9803001043 (v.12) 9800302247 (v. 15)
América española --
Historia -- 1806-1830 (Guerras de la Independencia) Fundación Vicente Lecuna
Banco de Venezuela
(Caracas)
Grases, Pedro,
1909-2004.: El archivo de Sucre /
Pedro Grases. - Caracas: [s.n.], 1979 - 102 p., 16 p. de láms.: facsím.,
retrs.; 23 cm. Incluye índice, notas y referencias bibliográficas. Nuevos
aportes, 1945-1978 a la bibliografía de Antonio José de Sucre / R.J. Lovera De
Sola.
.- Saraceni, Gina Alessandra.: Pensamientos de Antonio José de Sucre: Gran
Mariscal De Ayacucho /por Gina Alessandra Saraceni.- Caracas, Venezuela:
Alfadil Ediciones,1995. 85 p.; 16 cm. Incluye índice y Bibliografía. ISBN 980-354-003-3; ISBN 10: 9803540033 /
ISBN 13: 9789803540036
Contenido:
|
páginas |
Breve perfil
de Sucre |
7 |
Pensamientos
de Antonio José de Sucre |
13 |
Algunos
escritos del Gran Mariscal |
57 |
Bibliografía
Básica |
79 |
.- Bolívar,
Simón (1783-1830).: Resumen sucinto de
la vida del General Sucre / escrito por el Libertador; edición ordenada por
el Ejecutivo del Estado Sucre, en la conmemoración del sesquicentenario de la
Batalla de Pichincha.- Cumaná (Venezuela): [s.n.], 1972 (Imp. del Estado Sucre).
17 p., 1 h., 1 h. de lám.; 19 cm
Sucre, Antonio
José de (1795-1830)
.- Nectario
María (F.S.C.): La Tragedia de
Berruecos. (Relación histórica del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho).- Barquisimeto.
Tipografía de Teófilo Leal e Hijos. Edición oficial del Estado Lara. 1930. 57
p., retratos, mapas plegs. 22 cm.
.- Villanueva,
Laureano, 1840-1912.: Vida de Don
Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho / L. Villanueva. -
[Caracas]: Ministerio de Educación Nacional, Dirección de Cultura, 1945. - vi,
538 p., [3] h. de láms.: mapa, plano, retr.; 23 cm. - Biblioteca venezolana de
cultura. Colección Andrés Bello. Incluye notas bibliográficas. La Primera
edición fue publicada en 1895 con el título: Vida del Gran Mariscal de
Ayacucho.
.- Grisanti, Ángel,
1899-1982.: Vida ejemplar del Gran
Mariscal de Ayacucho / por Ángel
Grisant [i.e. Grisanti]. - Caracas: Ministerio de Educación, Dirección de
Cultura y Bellas Artes, 1952. - 285 p.; 22 cm. - Biblioteca venezolana de cultura.
Colección Andrés Bello. Incluye referencias bibliográficas.
[1]
Carta que dirige a su hermano Jerónimo, Popayán, 13 de diciembre de 1829.El
original de esta carta se encuentra en el archivo de Don Hernando Sanabria
Boulton. Fue publicado en El Nacional.-
Caracas, 5 de junio de 1980.
[2]
Carta que dirige a Soublette el 12 de diciembre de 1825.
En: O'Leary,
Daniel Florencio (1800-1854).: Memorias
del General O'Leary. Ed. facs. del original de la 1ª ed. con motivo de la
celebración del Sesquicentenario de la muerte de Simón Bolívar, Padre de la
Patria.- [Caracas]: Ministerio de la Defensa, 1981 (Barcelona: Grafesa). 34 v.:
lám. col. y n., map. pleg.; 24 cm. D.L.: B 22027-1981 Oficina Barcelona. Véase:
Tomo 1º, p. 591-592.
Contenido
completo:
v. I-XII:
Correspondencia de hombres notables con el Libertador.- v. XIII-XXVI:
Documentos.- v. XXVII-XXVIII: t. primero y segundo: Narración.- v. XXIX-XXXI:
Cartas del Libertador.- v. XXXII: t. tercero: apéndice.- v. XXXIII-XXXIV:
Índice de los documentos contenidos en las Memorias del General Daniel
Florencio O'Leary / elaborado por Manuel Pérez Vila. Reprod. facs. de la ed.
de: 1ªed Caracas: Imp. de "El Monitor" y la "Gaceta
Oficial", 1879-1934.
[3]
Carta que dirige al General Bolívar desde Quito el 7 de septiembre de 1829.
Véase: Memorias del General O`Leary. Edición del Ministerio de la Defensa.
Barcelona. España. 1981. Tomo 1º, p.
551.
[4]
Carta que dirige al General Bolívar desde Chuquisaca el 27 de abril de 1828.
Memorias del General O`Leary. Edición del Ministerio de la Defensa. Barcelona. España.
1981. Tomo 1º, p. 497.
[5]
C.F. De Guzmán, Rafael María.: El Archivo
del Mariscal se conserva en la Universidad de Yale.
En: Boletín de
la Academia Nacional de la Historia. Caracas. Tomo XIII, Nº 50 de abril-junio
de 1830. p. 203. Fue publicado anteriormente en El Comercio, de Quito, 25 y 26 de marzo de 1922.
[6] A
Francisco Pérez de Velasco.
[7] A
los descendientes de John Alderson.
[8]
Ejemplar existente en el Archivo del Libertador que se encuentra en la sede del
Archivo General de la Nación “Francisco de Miranda”. En la transcripción del
presente documento hemos respetado fielmente su ortografía original
[9] El
verdadero nombre de la Marquesa de Solanda y Villarrocha era: Ana Marìa Francisca Felipa Carcelén de
Guevara y Larrea-Zurbano.
CF.: Partida de
Bautismo en la capilla del Sagrario en Quito. Libro de Bautismos de Españoles desde el 23 de noviembre de 1796 a 29
de abril de 1819, Nº 36, serie A, fol. 75.
[10]
Fue bautizada el 11 de julio de 1829.
CF.: Partida de
Bautismo en la capilla del Sagrario en Quito. Libro de Bautismos de Españoles desde 1819 a 1831, tomo 7-1, serie B.
[11]
Está ubicada en el centro de Quito, en la intersección de la calle Sucre y la
antigua calle Correo, llamada hoy Venezuela, Nº 573.
[12] En
esta cláusula se demuestra el desapego que tenía Sucre por los bienes
materiales.
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